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sábado, mayo 18, 2024

¡Donde te DETUVISTE, es donde estás ahora!

Nos detenemos, nos acomodamos y sin darnos cuenta… ¡Allí nos quedamos! Cuando uno está decidido a crecer, sabe el esfuerzo que conlleva el estirarse. Hay mucho golpe, hay mucho aprendizaje, hay mucho esfuerzo. La verdad es que muchas veces es bastante agotador. Luego, ocurre lo mencionado en el titular: “Nos detenemos”.

No hay nada malo en ello, eh, de hecho, es algo que recomiendo siempre, cuando las batallas son largos, las metas y procesos a largo plazo son agotadores. Lo que ocurre algunas veces es que sentimos tan delicioso ese lugar de pausa… ¡que nos quedamos allí estancados!

Amamos la comodidad, pero debemos saber lo peligroso que es quedarse allí.

En una conferencia de La Cumbre Global de Liderazgo, el expositor mencionaba el ejemplo de un grupo de atletas africanos, los cuales, al conocer sus instalaciones, estaban en condiciones bastante limitadas. Sin embargo, los africanos siempre están ganando maratones y todo tipo de compromisos deportivos.

El expositor pensó, ¿qué pasaría si estos atletas tuvieran todo? Y los llevó a un centro de entrenamiento para atletas en Europa. Convencido de que, rodeados de toda la tecnología y comodidades, el desempeño de ellos, mejoraría. Fue todo lo contrario. Culturalmente, ellos estaban acostumbrados a que la adversidad los desafiara. Los estimulara.

Contrario ocurrió, con las comodidades, que lo que logró fue que se relajaran, bajaran la guardia y, por lo tanto, su rendimiento. ¿Lecciones aprendidas? Muchas. Estoy hablando que la comodidad en exceso nos lleva al estancamiento y mucho peor, puede despertarnos la pereza en nosotros.

Si dejó de crecer, de leer, de estudiar, de emprender, de bajar de peso, de conocer lugares, de conocer gente, de aprender cosas nuevas ¡Todo es porque así lo quiso! Pueda que el esfuerzo excesivo nos haya hecho bajar la guardia y decidir mejor quedarnos allí. Mucha batalla. Muchas peleas. Mucho esfuerzo.

Pero el alto precio que pagamos por ello, es la insatisfacción. Comenzando por el “si tan solo hubiera…” Para mí, es desafiante no caer en ello. Espero en el largo caminar en esta tierra, en este tiempo prestado que tenemos, haberlo dado todo.

La salida correcta a ello, es algo que mi mentor y jefe me decía: “Desacomodate”, es decir, provoca vos mismo, sacudirte eso que te tiene estancado. ¿No siente usted que muchas veces la vida es una rutina? ¡Pues usted la creó!

Sale del trabajo todos los días por la misma calle ¡intente otra! El cansancio evita que salga a platicar con personas interesantes ¡Prográmese!

Si actualmente no ha logrado avanzar más en la vida es porque decidió quedarse allí. ¡Hay que ser intencionados en hacer cosas diferentes! Esa adrenalina cuando usted intenta algo diferente, o bien está su corazón decidido a volver a comenzar muchas cosas que dejó atrás. El famoso escritor John Maxwell dice: “Todo lo bueno en esta vida tiene un alto precio que pagar” ¡Todo! Pues decídase a pagarlo y siga avanzando.

Un militar retirado de el comando élite de los Estados Unidos decía que muchos aspiraban graduarse de esos comandos. Pero solo un 10 % lo lograba. Le preguntaban siempre ¿cuál es el secreto?, ¿qué consejo podía dar? Y él decía, por nada en el mundo renuncies. Yo diría, por nada del mundo pares.

Toma tu descanso, respira, recarga, baja el paso. Pero jamás te pares. Corremos el riesgo de acomodarnos, sentarnos y cuando menos lo esperamos, estancarnos.

Pague el precio del esfuerzo y verá la enorme recompensa que hay en el crecimiento continuo. ¡Avance hasta la meta! Y si ya lo logró, ¡vaya por una más grande.

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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