A propósito de la toma de posesión, a iniciativa de la Sheinbaum la convocatoria de cancilleres dizque para abordar “la preocupación conjunta frente a la amenaza de deportaciones masivas anunciadas por la administración entrante”.
Informan que “autoridades de Honduras y México se reunieron para abordar el tema”. El encuentro bilateral se produjo luego de concluida la reunión de cancilleres que se realizó en México, que tuvo como resultado “la firma de una declaración conjunta de los 10 países participantes en la que acordaron que trabajarán en bloque”.
“Entre los 10 países firmantes están Honduras, Brasil, Belice, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, México y Venezuela”. “La reunión de las autoridades hondureñas y mexicanas se realizó en el Palacio Legislativo de San Lázaro”.
Como decíamos ayer, la Sheinbaum adelantó que “solo va a admitir migrantes de nacionalidad mexicana”, por lo cual, en aras de esa aspiración, pediría encarecidamente al gobierno norteamericano que a los otros los devuelva directamente a sus lugares de origen.
Obvio que la intención del cónclave de cancilleres no era otra que los inocentes que concurriesen se hicieran los de a peseta con el compromiso adquirido por México, durante el gobierno de López Obrador, de ser “tercer país seguro”.
Ello es, bajo el programa convenido de “Permanecer en México”, –suscrito entre ambos gobiernos, el estadounidense y el mexicano– todos los que lograron cruzar la frontera sean devueltos a territorio mexicano, donde permanecerán en espera de la resolución jurídica a su calvario.
(Entonces –tercia el Sisimite– ¿qué pito tocará la Sheinbaum con los migrantes no mexicanos que le pongan en la frontera norte? -Pues –responde Winston– embrocar a los demás países.
Conforme al acuerdo vigente, (“Permanecer en México”) que tiene con los Estados Unidos, debe darles albergue decente –no esos cuchitriles donde los meten ni ese trato inhumano que reciben– y permitirles que allí, en territorio mexicano, hagan la espera.
-¿Así que –indaga el Sisimite– eso, sacudirse el acuerdo de “tercer país seguro” que suscribió AMLO con el primer gobierno de Trump –ojalá ninguno de los cancilleres peque de boca abierta– es lo que busca la mexicana?
-Además –agrega Winston– ¿en qué queda la cacareada política de respeto a los derechos humanos de esos gobiernos mexicanos, y qué fin tuvieron las manifestaciones dizque de hermandad con sus vecinos del sur, y las muchas promesas que hicieron de buscar alivio a las causas raíces de la migración?
-¿Y no ves –exclama el Sisimite– que a todo eso le dan vuelta en una de sus monsergas mañaneras?).
La otra novedad es que el representante Andy Ogles (R-TN) presentó una legislación para autorizar al presidente “a suspender toda la ayuda a Honduras en respuesta a su amenaza de cerrar la base militar estadounidense en el país si el presidente electo aplica deportaciones masivas de inmigrantes hondureños ilegales”.
El texto del proyecto de ley fue copatrocinado por la presidenta del Subcomité del Hemisferio Occidental, María Salazar (R-FL).
Aparte de lo anterior trascendió que, entre las primeras órdenes ejecutivas del próximo inquilino de la Casa Blanca, encaminadas a transformar la política migratoria y fronteriza del país, incluye “el fin de la ciudadanía automática por derecho de nacimiento para los hijos de inmigrantes indocumentados”.
(¿Y sabrán allá –entra el Sisimite– que aquello no es una base militar estadounidense ya que Honduras nunca cedió su soberanía sobre esa instalación?
Lo que hay es una permanencia de contingentes norteamericanos compartiendo espacios convenidos con los militares hondureños.
-¿Y sobre eso de la ciudadanía –inquiere Winston– ¿cómo interpretarán las cortes norteamericanas el texto de la 14ª Enmienda si establece que “todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de los Estados Unidos”?).