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viernes, abril 19, 2024

SIN VENDAS: Los tamales de mi espalda

Es increíble lo que uno escucha en la calle, eso sí para bien las orejas, aunque usted, querido lector piense ¡qué chute este! Bueno, es cierto, lo admito, a veces uno escucha pláticas ajenas, pero ¿qué quiere que le diga? Si éramos como 1,000 almas apretujadas en una cola para seguir apretujados en un dizque carro que, hace años, dio lo que tenía que dar, y tratar de llegar en una pieza a nuestros destinos, es casi humanamente imposible no escuchar lo ajeno y siendo como somos ¿cómo no andar de calzón?, digo yo.

Mire compa, decía la espalda que tenía yo enfrente a la otra espalda de su lado, me consta que los dos hacían cola al mismo tiempo y no es de esos vivos que hacen como que saludan y se quedan.

Mire, dijo la espalda, están en gran relajo compa, llevan días peleándose por ver quién va a mandar a los abogados, por quien va a dominar la ley o por lo menos quién les va a facilitar la cosa. Es que, dijo la segunda espalda, usted parece nuevo compa, ni nosotros que apenas sabemos que la o es redonda, no vemos clarito que lo único que buscan es asegurar las transas y movidas, para un buen tiempo, se nota que nosotros les valemos de la que dijo Torres y que andan como chuchos y felinos por asegurarse que nada les pase, da pesar que no importa quién quede, la prioridad es ellos y no nosotros, aquí así siempre ha sido la cosa aunque juren y perjuren que son diferentes, ¡nambe!, si lo único que quieren es seguir con la política de rastrillo, de jalar a su matate y ya. ¿Sí, vaa?, dijo el primero, eso que el cambio y fundaciones nuevas, es pajaritos preñados, solo es una pantalla, que el gobierno del pueblo y no sé qué más, si el lunes le suben a la gasolina otra vez compa, alístese porque el pasaje aquí en el punto ya no será igual y más barato lo dudo, mire la canasta básica, si de canasta no tiene nada, compa, el globo básico deberían de decirle, cada día más elevada, si ya ni para las tortillas ajusta, nos dieron atol con el dedo y estos bandidos peleándose por ver cómo amañan los castigos, ¡ni vergüenza tienen estos bárbaros! ¿Cree usted, compa, que si fuera por nosotros anduvieran haciendo tanto alboroto?

Sí, dijo el otro, la verdad estamos fregados compa, nos dieron más de lo mismo, solo que maquillado, nos hicieron creer que era por nosotros la vaina, pero no, era para ellos solitos, si hasta quieren cambiar el país y ser como los vecinos del al lado o los del sur y esos están fregados, compa, solo mire allá en la esquina aquellos chavos, pidiendo en el semáforo y esos son de otro lado, de otro país que les tocó salir de huida del de ellos y quedaron atorados aquí, es como irónico ¿vaa? Si nosotros también tenemos nuestras caravanas de huida aun ahora ¿vaa? No se engañe mijo, estos seguirán igualitos, como hicieron con la bandera, solo le cambiaron el color, pero representa lo mismo, ellos igual, solo les cambio el color de la bandera, porque son lo mismo, es como cuando usted compra un tamal en un lado y le sabe a cartón y le recomiendan en otro lado, se ve diferente, el amarrado, el color de las hojas, el peso, el olor, pero al abrirlo y probarlo, se encuentra una masa sin sabor y gracia, es lo mismo, pero en diferente envoltura, dijo serio.

Pues yo, emocionado con la plática y mordiéndome la lengua por no meter la cuchara, me quedé pensativo al ver mis dos espaldas montarse en el taxi que cabal se llenó con ellos y tuve que abandonar, a mi pesar mi función de metido, pero sí es cierto, me dije mientras me acomodaba apretujado por una doña exuberante, por no decir otra palabra, que se metió detrás de mí, tienen razón esos manes, solo cambiamos las de tamal, pero al abrirlo también nos salió guaya.

Jesús Pavón

 

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