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jueves, mayo 16, 2024

Semillas

La niñez y juventud es el terreno fértil o, dependiendo de cómo se le trate y estimule, será un pantano, una ciénaga que habrá de cosechar la sociedad en el futuro. El porcentaje de la población joven en Honduras es mayoritario, Honduras es un país joven y que, con tanto potencial lamentablemente ahora se deba estar persiguiendo por los cuerpos policiales porque precisamente como pueblo y también como gobierno, con insuficientes políticas de Estado que protejan y fomenten a la familia como razón de ser social, simplemente hay por hoy nos vemos rodeados de fracasos, delitos y cuestionamientos.

El Estado es incapaz muy a pesar de talentosos pedagogos y consagrados maestros que se desgañitan en las aulas por sus alumnos, eso no basta, no alcanza para transformar a Honduras que, si bien faltaría mucho para ser una potencia, pero sí tenemos la capacidad con la suficiente inteligencia y talento en nuestra juventud para que eso sea una realidad. Las especialidades y trabajos del futuro deben ser implementados, pero no de manera focal en pocas instituciones, debe ser ya política educativa del Estado de Honduras las áreas tecnológicas, darle vuelta al sistema completamente para convertirlo en semillero de personas que sí van a transformar a Honduras, reducir incluso la oferta en ciertas carreras que, cuyos profesionales no le han abonado nada bueno a Honduras.

Es por eso que la juventud se vuelca ante “héroes sórdidos” de manera masiva, develando que realmente el dinero se está malgastando y la crisis se habrá de agudizar, precismante porque a nuestra población se le está manejando y programando para el permanente fracaso, para la destrucción de la moral y anular mentalmente la disposición de tomar las armas del estudio y del trabajo, convirtiendo así a nuestro pueblo en un manso rebaño fácil de domesticar y arrear.

El potenciar la educación debe ir de la mano de lo que suceda en el hogar, pero cómo si acaso la familia hondureña está disgregada, “hombres”, seres cobardes, que golpean a sus mujeres hasta el extremo de asesinarlas, jóvenes sin una definida identidad, pusilánimes, débiles, mujeres con ideales de la feminidad de última generación con tremenda desubicación y manipulables, es decir, los resultados son más que satisfactorios para poder seguir explotando a un pueblo que no quiere ver esa realidad. Sin embargo, esa luz de esperanza en algunos hogares funcionales son los que deberán portar la antorcha de la transformación y no las burdas payasadas que gritan “refundación” cuando no se puede ni salir a la esquina por tanta maldad, también son esos un rotundo fracaso.

Los jóvenes hondureños deben reclamar sus espacios, pero para convertir a nuestro país en algo serio, seguro, agradable y productivo, y el Estado de Honduras debe convertir al sistema educativo en la Honduras del futuro, con tecnología de punta e investigación científica, sino siempre cualquier payaso que proclama estupideces vendrá a sacar los pocos lempiras que les quedan en los bolsillos. Piénsenlo, medítenlo.

EditorialSemillas

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