Madrid. El Real Madrid, vigente campeón de la Champions League, derrotó 2 a 1 al Shaktar por la jornada 3 de la liga de campeones de Europa.
Los merengues tuvieron una mala puntería en el encuentro, debido a que dispararon en 35 ocasiones, solamente trece fueron a puerta y el resultado fueron dos goles.
Un movimiento táctico de Carlo Ancelotti clave, ubicar a Rodrygo a espaldas de Karim Benzema, hasta que cansado de perdonar ocasiones, cerró el encuentro con una innecesaria incertidumbre.
El Real Madrid necesitaba tranquilidad en la Liga de Campeones y dejar su grupo prácticamente sentenciado con su pleno de triunfos.
A la diversión le faltaron goles hasta que el acierto lo puso Rodrygo en una competición especial.
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El primer gol de los blancos
La primera anotación del Real Madrid llegó a cargo de Rodrygo, que desde su nueva ubicación soltó un disparo pegado al poste a los trece minutos que tumbó el marco del Shaktar.
Desató el equipo de Ancelotti los momentos de un fútbol más vistoso de su temporada. Una cola de vaca de ‘Vini’, un taconazo de Karim, los disparos de Valverde.
Era un asedio que sobrepasó al Shakhtar, sin respuestas ni capacidad de frenar al campéon de Europa.
Segundo gol del Madrid
El segundo tanto lo anotó el brasileño, Vinicius, a los 28 minutos, en una jugada donde se juntaron Fede, Benzema y Rodrygo.
El segundo parecía sentenciar el partido y anunciar una goleada. En plena avalancha, Benzema buscaba su reencuentro con el gol.
El Shaktar logró anotar
A los 39 minutos el equipo ucraniano logró descontar y poner el marcados 2 a 1. El gol lo marcó Oleksandr Zubkov.
El mérito del Shakhtar fue la resistencia, lograr no perder la cara al partido cuando fue atropellado y esperar su momento.
El apagón madridista llegó siendo dueño de la posesión pero sin verticalidad, con un susto en un balón muerto en el segundo palo y ante algún intento final sin precisión del Shakhtar.
El duende de Benzema no aparece, alejado de nuevo del gol pese a sus intentos, con dos claras finales cuando el palo impidió el tanto de Marco Asensio.
Lo mejor era el pitido final del colegiado para un Real Madrid que bordó el fútbol por momentos y sintió la exigencia en cuanto rebaja su intensidad.