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jueves, marzo 28, 2024

Prepotencia, barbarie e impotencia

Siendo tantos medios de comunicación, podemos ver en cualquiera de ellos una serie de eventos delictivos que suceden por el simple hecho de creerse más que los demás, pasando por encima sus víctimas de manera grotesca, literalmente aplastándolas y la sociedad queda estupefacta y no halla qué hacer. A través de los medios y con las nuevas tecnologías podemos acceder en tiempo real en cualquier país del mundo e incluso en el espacio exterior donde también hemos presenciado en las últimas horas el impacto de un artefacto diseñado por la NASA con un asteroide ¡en directo!

Podemos apreciar al olvidado país de Haití, donde las masacres están a la orden del día, el caos e ingobernabilidad ya es un tema tan trillado que el mundo entero ya ni se acuerda que este país existe y que allí viven seres humanos dignos de mejor suerte, pero las atrocidades se rebalsan hasta los magnicidios y el mundo vuelve a ver hacia otro lado, silbando, tanto así que su representante en las recientes comparecencias en la ONU ha pedido auxilio a la comunidad internacional.

Ahora, en nuestro país, ya el jinete del Apocalipsis de la muerte por espada ha sentado sus reales al parecer, y viendo que las autoridades ya no se dan abasto para atender tanta maldad, podemos decir que estamos al borde de parecernos mucho a lo que criticamos, incluso a sociedades teocráticas donde la palabra “derechos” no existe, solo prevalece la voluntad de las interpretaciones de los líderes religiosos.

No podemos menos que sentirnos compungidos, horrorizados por la manera en que un grupo de matones ingresó a una casa de habitación de una jovencita aquí en San Pedro Sula simplemente para asesinarla. Joven mujer e indefensa, y de nuevo nos preguntamos en dónde están las protestas de los de siempre para resolver este y muchos casos más que todavía están volando de manera etérea, pero comprendemos que el silencio también es algo prudente para no alertar a los malos. ¿Dónde están los colectivos de mujeres?, ¿dónde están las oenegés que defienden a las mujeres de la violencia?, ¿qué sucede ahora con la familia de esta jovencita que fue asesinada de manera vil y cobarde?

Sinceramente podemos atrevernos a decir que la sociedad se ve impotente ante tanta maldad y que, si se tuviera un modelo serio de gobernantes, esto jamás estaría ocurriendo, y la solución pasa por dotar al Poder Judicial de todas las herramientas efectivas y legales para proceder contra los malhechores que truncan vidas valiosas y se van campantes como si nada, todo por algún resentimiento que les pudo causar su víctima. ¿Será necesario implantar un modelo como el de El Salvador? Allá son toques de queda prorrogados para que la Policía haga su función con absoluta libertad para catear y sacar de sus agujeros a los maleantes, ¿será necesario? Leyes duras y los aparatos represores del delito son fortalecidos, pero además de ello se necesita de un líder íntegro, que haga sentir al policía seguro en su trabajo y que le haga sentir el compromiso con su país y sobre todo que sea un líder sensato, sabio, prudente y, sobre todo, que ame a Honduras.

EditorialPrepotencia, barbarie e impotencia

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