La violencia contra la mujer es un flagelo que se registra a nivel nacional, sin importar estatus económico o edad.
Son considerados maltratos, cualquier acción o conducta destinada a causar daño físico, psíquico o sexual a la pareja, o incluso provocar su muerte.
Por lo tanto, en las relaciones sentimentales la violencia surge de muchas situaciones, como situaciones de violencia física, psicológica, sexual, económica e incluso organizacional conducen a situaciones muy específicas.
Para que una relación se vuelva abusiva, deben estar presentes varios factores, incluidas las normas y estereotipos que nos guían en una cultura determinada.
Por ejemplo, un hombre debe ser despiadado y confrontativo, es decir, un hombre completamente masculino.
Por otro lado, la mujer debe aguantar, amar, ser gentil, tolerante y seguir todo lo que el hombre diga.
También hay ciertos rasgos de personalidad de cada persona que la vuelven agresiva, como por ejemplo la forma en que resuelve los conflictos.
¿Por qué las mujeres permanecen en relaciones abusivas?
Esto se explica por varios factores. Por ejemplo, en la familia a menudo se les recuerda: «Tú has elegido a este hombre, así que ahora ten paciencia».
También carecen de medios de apoyo, tanto social como económico. De hecho, algunas mujeres maltratadas no pueden terminar la relación porque no tienen trabajo.
Otro de los factores puede ser que no quieren entregar sus hijos al abusador o incluso tienen miedo de perder la custodia de sus hijos.
También el estigma social que enfrentan las víctimas.
“Pégame, pero no me dejes”
En estas relaciones se da el llamado ciclo de violencia en el que todo comienza con un arrebato agresivo, luego hay sentimiento de culpa, reconciliación, se acumula tensión y la víctima cree que eso no sucederá de nuevo.
Por lo tanto, la víctima asume que el agresor cambiará, lo que muchas veces se confunde con amor, como dice el proverbio mexicano: “Pégame, pero no me dejes”.
El sobreviviente cree que la pareja cambiará debido al ciclo de violencia.
No es fácil poner fin a una relación abusiva porque las personas afectadas por la violencia no se dan cuenta de que están en una relación abusiva.
Vivir en una relación así puede causar consecuencias para la salud física, como dolores de estómago y de cabeza, así como consecuencias para la salud mental, como ansiedad, depresión e ira.
Esto incluso repercute en complicaciones de salud sexual ya que en ocasiones las mujeres se ven obligadas a realizar este acto.