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miércoles, mayo 1, 2024

Persecución de cristianos

La persecución de cristianos puede referirse a la discriminación, el acoso, la detención arbitraria, la tortura, el asesinato y otros abusos contra personas por motivos de su fe. Esto puede ocurrir en contextos de conflictos religiosos, políticos o sociales.

En algunos países, la persecución puede ser sistemática y estar respaldada por el gobierno o las autoridades, mientras que en otros puede ser perpetrada por grupos extremistas o fundamentalistas. En algunos casos, ellos pueden ser víctimas de discriminación económica o social, o ser marginados de la sociedad debido a su fe.

Esto es un problema serio y ha sido condenado por organizaciones internacionales de derechos humanos y por líderes religiosos de todo el mundo. Muchos países han trabajado para proteger sus derechos y garantizar su seguridad, pero todavía hay muchos lugares en el mundo donde estos continúan siendo perseguidos.

El ejemplo más reciente, y por estar al lado, es el del monseñor Rolando Álvarez, que es un obispo católico nicaragüense, que ha sido muy activo en la vida política y social de Nicaragua ha sido condenado a prisión, dando así el nacimiento de un nuevo profeta que, desde el silencio en sus oraciones en prisión, seguramente repercutirá en el rumbo de la historia. Durante los últimos años, ha sido una voz crítica contra el gobierno del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo.

Monseñor Álvarez ha denunciado la corrupción y la violación de los derechos humanos por parte del gobierno, así como también ha apoyado a las comunidades afectadas por la violencia política. Además, ha trabajado para ayudar a las víctimas de la crisis política que sacudió a Nicaragua en 2018, cuando miles de personas salieron a las calles a protestar contra el gobierno de Ortega.

El papel de monseñor Álvarez en Nicaragua es muy importante, ya que ha brindado una voz a aquellos que no tienen acceso a los medios de comunicación y ha sido un defensor de los derechos humanos y la justicia social. Sin embargo, su postura crítica también lo ha puesto en el ojo del huracán y ha sido objeto de críticas y amenazas por parte del gobierno.

De ahí que es más que evidente el miedo a todo lo que se perciba con aroma de denuncia, es pánico el que se le tiene a la Iglesia católica cuando sus líderes se amarran bien las sotanas y pierde el miedo para defender a su pueblo, tal como ocurrió con el monseñor Romero en El Salvador.

Ese tipo de régimen, primero hace una castración de la moral al apagar la luz de sus líderes religiosos, sociales, gremiales, estudiantiles, populares, y hasta militares, después solo predomina la oscuridad de sus fechorías, con la complicidad de malos compatriotas que aplauden las ignominias de quienes detentan el poder, pero sin legitimidad. Nicaragua nos duele porque son también nuestros hermanos, nos interesa también su bienestar ya que por principio sabemos que si en un vecindario, el de al lado está bien, está seguro, también en casa estaremos bien. Seguramente el pueblo cristiano, más allá de su denominación, doblará rodillas para la liberación del obispo Álvarez, por la conversión de los pueblos y que los líderes con malas intenciones recapaciten y se acerquen al Autor de la Vida, que es Dios mismo. ¡Libertad para monseñor Álvarez!

 

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