¡¡¡Sí!!!, dijo la doña, que era chiquita y recia, de habla sosegada, arrastrando una que otra vocal, como un niño que gateaba y que empieza a hacer los pininos.
Sí, repitió la doña, algo mosqueada, eso mero creo yo. Al ver mi cara de duda, pues no pudo más que dibujar una sonrisa de esas que son mezcla de lástima y risa por el ignorante que hizo el comentario, o sea yo, esa sonrisa que viene antes de la explicación, como apiadándose del alma ignorante que la hizo. Fíjese, dijo ella, sacándose sus omnipresentes anteojos, grandes como esos que salen con las modelos de revista, pero con lentes gruesos como de camión blindado. Ella, con parsimonia los limpió con su delantal eterno y me dijo, estos, mijo, los uso desde hace años, aún no menstruaba cuando se dieron cuenta que no miraba bien, que me tenía que acercar para ver las cosas, que arrugaba los ojos, me llevaron a un doctor, me acuerdo, y me pusieron estos de compañeros de vida. De ganancia tuve un mundo más claro, ya miraba lo que me rodeaba y que había más allá de la bruma que me rodeaba y que creía que era normal. Fue un cambio radical, además de usar anteojos, me di cuenta que había algo más, una vida más clara y plena.
Por eso le dije que sí, cuando usted me preguntó, le dije con seguridad porque yo sé. Igualito estamos joven, así como estaba yo, viendo, pero no vemos bien, solo vemos como una niebla, como una bruma, se ven los bojotes, pero nada con nitidez, solo sombras. Así estamos toditos con una gran miopía en esta tierra, ¿cómo se pone a creer que tenemos ese gran show de elegir a los que nos van a ofrecer la ley, los que se supone dictarán o harán las leyes que nos gobernarán a todos y desde hace tiempo no se ponen de acuerdo? Vemos poquito solo el contorno, la silueta, la sombra de lo que se espera de esos hombres y mujeres que nos guiarán, pero, ¿cree usted que vemos claro?, ¡¡¡¡nambe!!!!, si ellos lo que están haciendo con esa buscadera de abogados es otra cosa, es cosa para ellos, no para usted o para mí, por eso le digo que solo vemos el bojote, pero no más intenciones claras, no vemos los verdaderos objetivos.
Es pura miopía, la que tenemos, es pura niebla, ¡estamos fregados! No vemos claro, no vemos las verdaderas intenciones, de quienes están allí, para quién o quienes hacen sus leyes y proyectos, solo vemos el bojote borroso y como antes que me pusieran los anteojos, y lo peor es que ya nos acostumbramos a vivir en la niebla, en el velo, en lo poco nítido, la claridad del pueblo gobernado con justicia nunca la hemos tenido y aceptamos estás sombras como normales ¡estamos miopes, papa! Por eso le dije que sí, de presto, porque como pueblo estamos chocos y ocupamos con urgencia un par de anteojos bien hechos.
