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martes, abril 16, 2024

NADIE ES TAN FUERTE SOLO

Familiares y amigos de las personas que sufren algún trastorno del estado de ánimo, como ansiedad o depresión, se encuentran ante una situación que, en muchas ocasiones, no saben cómo manejar. Es bastante común que estén confundidos, preocupados y también frustrados. Conviene saber cómo actuar para prestar la ayuda adecuada, brindar un buen acompañamiento y evitar consejos vacíos, pero a la vez llenos de buena intención.

La persona que padece un problema de ansiedad o depresión presenta cambios en sus relaciones interpersonales, cambian hábitos, surgen patrones distintos en su comportamiento y temperamento. Ellos simplemente no están bien y presentarán irritabilidad, miedos, preocupación, retraimiento, bajo nivel de actividad, cambios en su apetito, actitudes defensivas, etc.  Dichos cambios pueden ser una consecuencia de la ansiedad, pueden responder también al intento de disimular o esconder el problema, por esto es importante que la persona no sienta vergüenza o rechazo de los demás ante el tema. Tendremos dos artículos para poder explicar que podemos hacer como familiares o amigos.

·     En primer lugar, se plantea que debemos informarnossobre el tema, educarnos, leer, investigar de qué tratan estos trastornos. La información es poder y nos ayuda a comprender a asimilar, a darle sentido y una explicación lógica a las cosas, estar bien informados nos sirve para la toma de decisiones, para brindar un apoyo efectivo, no abuse ni exceda de la información, tenga la capacidad de filtrar todo lo que llegará a sus manos y lo mejor es preguntar a un profesional ante la situación de su familiar.

·     No divulgue a todos los conocidos la situación por la que pasan, no es necesario que todos lo sepan las características que presenta su familiar, ya que algunos comentarios, en lugar de ayudar, afectan negativamente.

·     Aunque no logre comprender del todo lo que está pasando su hijo, esposa, madre, hermana, etc., mantenga una actitud empática, póngase en lugar del paciente, la empatía se concreta al momento de evitar juzgar, escuchando activamente lo que su familiar le comenta.

·     Evite mencionar frases que promueven la culpa, “yo te lo advertí”, “yo te lo dije”, “esto te pasa porque te alejaste de Dios”, “es que no tienes suficiente fe”. Es muy común sembrar culpa, pero hacerlo no soluciona el problema, sino que lo empeora. Créame que basta y sobra la culpa interna que ya siente el paciente, como para escucharlo también en una voz externa.

·     No desvalorice, no vea el problema como algo trivial, ya que esto lo único que provoca en el paciente es más angustia, alejamiento, menosprecio, burla y rechazo.

·     Ahora bien, el otro extremo que encontramos es cuando el familiar o amigo se preocupa aún más que el propio paciente, dramatiza demasiado la situación y lo lleva a un nivel sobredimensionado y de mucha alerta.

·     No llene de preguntas al paciente y a sus cercanos, ellos ya tienen suficientes y aún no encuentran respuesta ni la salida. Pregunte solo lo necesario y si son preguntas cerradas es mejor, en donde ellos solo tengan que responder sí o no. Lamentablemente, ellos en este momento no tienen claridad de pensamiento y en medio de un mar de preguntas, les aturdimos más.

Nadie es fuerte solo, necesitamos de todos para generar mayor fortaleza, así que cada uno, apoyando desde un punto de acción, haciéndolo suficientemente bien. Eureka, Nos leemos la próxima semana.

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