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Honduras
domingo, mayo 5, 2024

MATALASCALLANDO: Los derechos y los izquierdos

“Haz de hablar como en testamento, que, a menos palabras, menos pleitos”. Baltasar Gracián (1601-1658). Escritor español.

Ing. Carlos Mata
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No me quiero referir a la cuestión ideológica, aunque admito que es casi seguro que caeré en esa tentación. Más bien es como para quedarse estupefacto por los alcances de las “mentes privilegiadas”, en especial la del defensor de las causas justas, muy a pesar de su pasado misógino y cachimbeador, pero se le chispotió su exabrupto como un eructo. Ya dictaminó como “forense” un evento muy delicado como la causa de fallecimiento de algunos hondureños aspirantes policiales y militares y, por respeto a sus familiares, debo, en primer lugar, honrar sus memorias y debo también señalar el atrevimiento elongado y engolado de ese señor. Se atrevió a decir que las vacunas contra la COVID-19 ha sido el porqué de tales óbitos. Bien decía el cura viejito de allá por las afueras de La Ceiba cuando veía cosas como esa, solo soltaba el comentario, con suspiro incluido: “La ignorancia es atrevida, mijo”.

No solo se lleva de encuentro la memoria de estos malogrados hondureños, sino que la insania de su estupidez se lleva de encuentro a los ocho años que tarda un estudiante para graduarse de médico, sumado a otros seis con estudios posgrado para especialidades y subespecialidades como, entre otras, la de biología molecular, investigación e inmunología. También se llevó de encuentro a la comunidad mundial de salud al decir semejante caballada (con el perdón de los caballos, incluido “Café”) puesto que aún sigue vigente la alerta mundial por ese virus, mientras los derechos de las personas honradas en su propio país no son velados, solo aparece cuando no debe aparecer y lo hace sin pena, ni gloria y con desvergüenza.

Si no fuera por las vacunas, más bien serían muchos más en Honduras los muertos, pero de eso, a esa vil payasada, propia de conspiradores circenses, le hace terrible daño a la población sembrando miedos infundados. Por eso le recomendamos carísimamente al caballero este que se vaya a defender los derechos, sin importar que sean de pensamiento derecho o del lado izquierdo, de los hondureños que deben tomar bus en la noche después de una larga jornada laboral, de los derechos de la gente honrada que sigue siendo extorsionada pero que no denuncia por terror, vaya meta las manos y hasta los hombros si es posible y ayude a corregir con ideas sanas al sistema penitenciario en vez de andar cobijando a gente que han pegado salteos a los zapatos de nuestros niños, déjese de tonterías que esa falta de seriedad es la que nos hace quedar en ridículo permanentemente ante la comunidad internacional.

Vaya métase a resolver las causas del porqué están matando a tantas mujeres, vaya a exigir penas más duras para los que hacen esas y otras tropelías, pero no nos venga a decir cosas que solo los estudiados conocen, solo los expertos saben de esos temas, y esperamos también vehementemente que se resuelvan esos casos de manera ortodoxa, científica y no con un “diagnóstico forense” según sus limitados puntos de vista, sumados a la estulticia mental del ignorante. Cómo abundan de esos en nuestro país, por eso es que nos duele Honduras (pero afortunadamente podemos rebatirlos), y solo me quedo con lo que alguna vez escribió el panameño Rubén Blades: “A veces hablar resulta esencial, pero otras veces es mejor callar porque a veces hablar resulta en error fatal”.

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