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martes, marzo 18, 2025

Lo que nos enseñó la bruma

Nombe compa, me dijo ella, compañera de pobreza y cola en el punto de los taxis. Si hasta ahorita vemos el sol y sabemos que el cielo es azul, días y días tragando humo y aguantando calor. Con esa excusa que la luz no ajusta, porque se calientan los generadores o algo así creo, han agarrado de quitarla todos los días, capaz que estos bárbaros andan detrás de la marmaja, de poner más térmicas y, como estamos ahogados del calor, vamos a gritar “¡qué maravilloso!”, aunque nos dejen en la oscuridad económica, porque fijo van a salir que hay que subirle a la tarifa para mantenimiento del sistema o algo así. Créame que son capaces estos individuos.

Solo mire, me dijo, señalando con los labios, tan típico de estos lares, aún se ve la bruma, poquita, pero se ve, como el fantasma penando de los ocotes quemados y sabe Dios qué otras plantas. Si viera usted en pleno siglo veintiuno, aún hay gente tan tupida del seso, que cree que quemar es bueno, no tienen concepto del daño que hacen, si ahora estamos como al final de quincena, ahorrando cada fichita, así mero estamos, ya vimos, bueno, los más vivos, conste, que el mundo se está yendo al carajo, cada vez más descalabros, sequías y hambruna , en otras tierras cuidan cada arbolito, es papeleo perro para poder chapearlo, no se diga cortarlo y aquí compa solo es que algún iluminado amanezca que le estorban las hojas y manda a botar todos los palos del pasaje y sin novedad. O a alguien le conviene descombrar un cerro para hacer una residencial, valiéndole su progenitora que haya especies en extinción, árboles y plantas, nacientes de agua y qué sé yo, solo en las ganancias piensan y cabal. Como que se les olvida que aquí en esta turunca que llamamos Tierra, vivimos un chingo, no solo ellos y su bolsa. Solo mire esta semana lo que pasó, lloradera perra de todos, que les duele la nariz y los pulmones de tragar humo, de tragar polvo mentado del Sahara, que el calor ya no se aguanta, que nos va a dar insolación, que aquí y allá y no se ponen a pensar que mucho de esto es culpa de nosotros mismos, por no decir de casi todos, ¿o es que ha visto usted alguna vez a un venado andar prendiéndole fuego al guamil? ¿Vaa que no, compa?

Es que no tenemos vergüenza, solo es que estire el cuello y mirará el nuevo incendio, el mero Merendón, en la mera crisis ambiental… sí, así como escuchó, compa, si hasta en los periódicos extranjeros sale que aquí estamos respirando la mera broza del aire, más malo que poner la nariz en escape de camión y cabal le prenden fuego al cerro, es de ponerse a llorar ¿vaa? Pero todos tenemos la culpa, lo admito, si educación ambiental no tenemos, aquí la mayoría cree que los árboles solo para leña sirven y que para atizar el fogón y hacer tortillas nada más, el Gobierno no se ha preocupado en nada, tal vez que los güirros salen al final de su grado como requisito a sembrar un arbolito que queda a la buena de Dios y tomarse selfis y ese es el mentado servicio social, solo eso y pare de contar. ¿Acaso ha oído usted que algún político que se respete (que ya es difícil, por cierto, me dijo riéndose) tenga en su agenda algún planteamiento serio de salud ambiental? No, fíjese, sí les interesa más andar viendo cómo nos convencen para volvamos a votar por los mismos que nos tienen fregados. Y no se diga del pueblo pueblo, sí nos interesa más saber qué bomba sexi anda con tal o cual futbolista o qué presentadora sale con menos ropa en primera plana o, lo más triste, a quién mataron en la madrugada. ¿Cómo vamos a progresar, dígame? Si la gente pasa más en las redes sociales viendo babosadas que ponerse a pensar lo fregados que estamos y cómo vamos al precipicio, después solo vamos a ser lloretas cuando suspiremos por un vasito con agua ¿vaa?

Esa es la bruma que tenemos, no la que respiramos, esa se va a quitar, se la llevará el viento, pero la que tenemos en el cerebro, la que nos tupe la razón, esa es más difícil de clarear, tal vez la que nos mandó Dios, que gracias a Él se está disipando, nos enseñe cómo estamos y empecemos a abrir los ojos y a quitarle el nailon al cerebro generar ideas para bien. Eso es lo que espero yo que nos enseñe la bruma que se va.

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