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viernes, mayo 17, 2024

La migración en la España envejecida ante la posibilidad de un crack demográfico

Por José R. Reyes Ávila
Abogado
España/Centroamérica

El Instituto Nacional de Estadística de España (INE) ha hecho unas proyecciones en relación con el envejecimiento de la población para el año 2037, y ha puesto de manifiesto varias cosas: por una parte, la población mayor de 65 años será del 26% de la población y vivirá en las grandes ciudades; por otro lado, las defunciones serán mayores que los nacimientos, lo que traerá como consecuencia un saldo vegetativo negativo. ¡La población decrece!

En este contexto, la estadística también plantea que el aumento de la población se deberá a la migración internacional, y que la población autóctona española disminuirá del 84% actual al 63.5% dentro de los próximos cincuenta años. Para el año 2037, el grupo de edad más numeroso será el comprendido entre 55 a 64 años, y la porción de personas de 65 años o más, estará en torno al 30% para el año 2050.

Se avecina un período de “lluvia de jubilaciones” y de reestructuración del mercado laboral. Esta retirada de personas del mercado de trabajo corresponde a la jubilación de los llamados “baby boomers” (nacidos entre 1946 y 1964).

Actualmente, la esperanza de vida en España es de 83 años. Las personas que viven más de 100 cada vez son más (gracias a la buena dieta mediterránea, clima y estilo de vida saludable). España es un país desarrollado con un sólido “Estado social y democrático de Derecho”, con políticas públicas que favorecen el desarrollo “de una vida con calidad”, pero como contrapeso tendrá la tarea inmensa de servir adecuadamente a esa población envejecida y dependiente.

Y a todo esto, ¿qué papel juegan los migrantes en medio de estas cifras? Bien, la migración internacional será clave para sacar a Europa, en general, y a España, en particular, de esta situación de envejecimiento inevitable de su sociedad, por lo que existe una necesidad innegable de recibir migración para ciertos trabajos en ciertos sectores como el campo, el hogar y en el sector de servicios. Según el INE, para el año 2036 se estima que el saldo migratorio será positivo, ya que España demandará más inmigrantes (igual que Italia, Francia y Alemania países con los mismos problemas). Los inmigrantes serán necesarios para que el Estado de bienestar no colapse y pueda mantener el   sistema de pensiones. En relación con lo anterior, les comparto dos datos reveladores de lo dramática que es la situación que se vive: Alemania necesita 400,000 migrantes anuales, España 270,000, y así otros países. El colapso socioeconómico de la UE está garantizado si esta no sabe gestionar la migración.  La migración es necesaria para salvar a Europa del fuego.

El mercado laboral de los migrantes está muy enfocado en las labores de campo, hostelería y labores de hogar. Este tipo de trabajos será una constante en los años venideros; lo que no está claro es el panorama económico de la eurozona. Todo es complejo e impredecible: una guerra en Ucrania, una economía destruida, alza en los precios del gas y energía, tipos de interés subiendo, etc. Esta “economía pospandemia” es un verdadero acertijo; el futuro de las migraciones es impredecible. ¿Qué precio habrá que pagar por emigrar? ¿Acaso precariedad laboral?

Por otra parte, demografía, trabajo y educación van de la mano, y así quedó reflejado por el Foro Económico Mundial recientemente. Renovar el sistema educativo es una manera de salvar al trabajador (los migrantes son trabajadores), y se estima que, de aquí al año 2025, habrá 85 millones de empleos desplazados; y también indica que la educación superior deberá salvarse a sí misma ante el previsible declive demográfico (habrá menos estudiantes españoles en las universidades por la falta de natalidad). Y esto no es ciencia ficción, es una realidad.

Las comunidades latinoamericanas con mayor representación en España son: Colombia, Venezuela, Honduras y Ecuador; y sus emprendimientos habituales son locutorios, tiendas étnicas, restaurantes, peluquerías y medios de comunicación entre otros, concentrados en zonas de afluencia de migrantes. Estos negocios generan riqueza tanto en España como en el país de origen, y cada día deben producir más bienestar.

No me gusta ser pesimista, pero el panorama no es muy alentador y no se puede negar la compleja realidad que vive Europa. No cabe duda que España y los países iberoamericanos tenemos mucho por hacer para conciliar el tema migratorio. La Madre Patria debe desarrollar una política migratoria especial, así como proyectos y actividades comerciales para el apoyo de los emprendedores y sus empresas, con intención de generar actividad económica a los dos lados del Atlántico. Vivimos en un mundo global y los migrantes son emprendedores por naturaleza en más de una nación (la de origen y la de destino), con lo cual los gobiernos no pueden perder de vista esta posibilidad. A lo mejor es mucha aspiración, pero quiero aclarar que no hablo de ayudas, me refiero a emprendimientos comunes.

Los migrantes son emprendedores y debe atenderse y entenderse su valor como tal; su empresa será crucial para el desarrollo de España y Europa en los próximos años. Europa no va a ninguna parte sin comprender y asimilar la migración. Respeto mutuo, entendimiento e integración deben estar presentes en todo proceso migratorio. El migrante será clave en el sostenimiento de las pensiones de una Europa envejecida. No al crack demográfico.

 

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