El pasado 30 de enero, la presidente de la república anunció que enviaría al Congreso Nacional (o ya la envió) una nueva LEY DE JUSTICIA TRIBUTARIA, O DEL AZADÓN, un nombre de la columna de hoy, puesto que al leer el proyecto nos damos cuenta que se trata de la derogación de los que se conocen como beneficios fiscales o exoneraciones que han servido para incentivar a la industria y comercio que durante muchos años, en una expresión que sirve para desalentar a cualquiera, “que pague más, el que tenga más”, para que generen beneficios para todos y no para unos grupos. No queremos -dice la ley propuesta por la presidente desde su toma de posesión- que Honduras sea identificada como un paraíso fiscal.
El anteproyecto de esta ley, barre prácticamente con leyes, beneficios, condonaciones, que abarca a comerciantes, consorcios, proyectos de todo tipo, ONG, entidades estudiantiles, e instituciones educativas, empresas agrícolas y de exportación, secretos bancarios, cadena agroalimentaria, las municipalidades se verán impedidas de condonar impuestos cuando esto sea necesario, por lo que habrán perdido su verdadera autonomía.
Y si todos estos conglomerados llamados a mover la producción, y generar empleos, producir alimentos, bienes al servicio de la población, el turismo condenado a crecer con limitaciones, muchos prevén que la gente que se alimenta en la clase pobre y la media de comidas a bajo precio en mercados y en la calle, verán seguramente incrementados sus gastos, no podrán repetir las citas de comidas baratas, y en sus casas escasearán los alimentos, ¿qué otra cosa podemos pensar si el Gobierno no ofrece después opciones rápidas a cada ley, a cada eliminación de legislaciones positivas, a cada incentivo que está arrastrando para su cuenta única? ¿Cómo, entonces, se procederá a eliminar las desigualdades en lo que llevan de acciones positivas en un año de Gobierno?, ¿qué esperanzas se pueden ofrecer a la hondureñidad?
No gustaría ver un diálogo profundo de cada una de las líneas trazadas en su discurso de toma de posesión, que son un “ristra” de propuestas que merecen el estudio profundo del presente y del futuro y que, a su debido tiempo, el Congreso Nacional tendrá que conocer.
Por su parte en lo que se refiere a la relación con EUA, ellos no necesitan más que poner en marcha dos ACCIONES: EL TEMA DE NUESTROS CONCIUDADANOS TEPESIANOS, Y LA APLICACIÓN ESTRICTA DEL CAFTA, CUANDO TODAS LAS MECADERÍAS DE AQUEL PAÍS ENTRARÁN LIBRES DE IMPUESTOS, PUES NO CREEMOS QUE HABRÍA MÁS ASIMETRÍAS QUE ALEGAR COMO HA OCURRIDO HASTA HOY.
Por Ilsa Díaz Zelaya
