Si algo es cierto es que los sampedranos nos sentimos orgullosos de serlo. Hay quienes piensan que los catrachos somos regionalistas, pues los capitalinos se sienten orgullosos de serlo y los ceibeños, ni se diga. En cierta forma me parece natural.
Es preferible sentirse orgulloso del lugar de origen de uno, a sentir pena por ello. Y como usted lo sabe, este mes de Junio, celebramos nuestra feria Juniana. Una feria llena de sabor y tradición.
Una de las ventajas, que considero le da mucho calor a nuestra feria, es el hecho que se realiza cuando las empresas dan el decimocuarto mes de salario. Es decir la gente está apta para darse sus gustitos. Y lo hace de muchas maneras, pues en cada rincón de la ciudad, hay una oferta de exposición, feria, entretenimiento o actividad para que pueda disfrutar de ella.
Hace poco, con uno de mis clientes hablábamos de nuestros recuerdos de infancia en estos lugares. Lo mucho que han cambiado, quiero creer que para bien, ya que para gustos colores y entiendo que cada generación va imponiendo sus tendencias hacia lo que ellos les gusta.
De niño, no me cabe duda la emoción que puede representar esto, Yo estuve allí. Era una “Campaña” convencer desde temprano a nuestros padres que este año si o si iríamos a los juegos mecánicos. O a las exposiciones.
En la mente de uno de niño, solo existe la premisa “Voy a disfrutar, a pasarla bien” y esa experiencia va desde el entretenimiento, hasta las compras que se realizan durante la visita que hace. Hay algo mágico en la mente del niño cuando ve esa cantidad de gente y espera su turno para poder disfrutar. Y aunque hay áreas, que son solo para adultos, los organizadores siempre se encargan de que haya suficiente menú, para que los niños puedan disfrutar. Y hagamos el esfuerzo por mantenerlo así.
Procuremos que en nuestra feria juniana, siempre haya espacio para la niñez. Que nuestra feria, no sea solamente el reflejo de excesos sino un área de esparcimiento en familia, en espacios que tanta falta nos hacen. Jamás voy a olvidar las primeras veces que asistí a un circo. El corazón me palpitaba al cien. Me parecía fascinante ese misterio casi trotamundos o gitanos de los circos en donde muchas veces uno los miraba prepararse para su actuación, pero que solo al entrar uno sabia de que se trataba.
Disfrutaba ver a mis papás reírse, de alguna gracia de los payasos, ya que pocas veces uno los mira disfrutar. Sé que también, muchas veces la economía familiar no está para darse esos lujos, pero creo que debemos hacer un esfuerzo para que los niños puedan ser partícipes del arte, las novedades y las experiencias sanas que traen nuestras ferias.
En mi escuela siempre en junio nos preguntábamos donde íbamos a ir. Y casi siempre la respuesta era, esperar donde nuestros papás nos llevaban, hoy día hay un gran beneficio de que los lleve: pueda que así, por un momento, dejen las pantallas digitales y se den cuenta de que existe todo un mundo por descubrir.
Ser niño, es ser curioso, es tener un deseo por conocer cosas nuevas, creemos que mucho de nuestro tiempo es para jugar o divertirnos, pero mientras sean niños, permítalos hacerlo. Ya habrá tiempo para crecer y sumar responsabilidades.
A nuestras autoridades, y a la empresa privada, ¡Mantengamos siempre iniciativas sanas para que los niños puedan disfrutar! ¡Y de esta manera que aprendan a emocionarse con nuestra feria Juniana!