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Honduras
martes, mayo 7, 2024

La ejecución y el espejo

En nuestra historia, dentro de los esquemas del bipartidismo, cada institución de carácter político por excelencia, Partido Nacional y Liberal, han detentado el poder prácticamente en la última centuria, con el paso del dictador Carías Andino, Juan Manuel Gálvez, el efímero Gobierno de Ramón Ernesto Cruz, los intentos de Zúniga Augustinus con sus convenios con los gobiernos militares de la época de los setenta, los gobiernos de Rafael Callejas, Ricardo Maduro, Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández. Si hacemos un conteo grosero veremos que la mitad aproximadamente ha gobernado uno y otro de los partidos antes mencionados, dando por descontado que el partido Libertad y Refundación (Libre) es un colofón radical “izquierdista” del Partido Liberal.

Si lo vemos con la frialdad que nos entrega los números, debemos reconocer que las oportunidades de ejercer sus planes de gobierno dentro del Partido Nacional, la oportunidad ha sido prácticamente la misma en el último siglo, donde si hacemos a un lado los gobiernos militares de Oswaldo López Arellano (dio golpe de Estado dos veces, una al doctor Ramón Villeda Morales, PL, y el otro a Ramón Ernesto Cruz, PN), los gobiernos militares también llegados vía golpe de Estado de Juan Alberto Melgar Castro y Policarpo Paz García, los cuales también eran una especie de “cogobierno” con el Partido Nacional, debemos reconocer, apegados al rigor histórico, que el chance se ha tenido incluso más a su favor.

Hoy que en Honduras se cierne el nubarrón oscuro, satánico, del llamado “socialismo del siglo 21”, que no es más que el abrazo de personas que han quedado resentidas con sus experiencias por los eventos del 2009, donde se les dijo claramente “no al comunismo”, quieren la revancha y van con todo. A raíz de esto, sumado a los tontos útiles que dan sus pulmones para empujar ese carruaje infernal del totalitarismo comunista al que quieren entregar a nuestra bella y amada Honduras.

Desde ese contexto –un tanto grosero- el diputado Tomás Zambrano ha viajado a denunciar esas intenciones al extranjero. Deberá recordar el señor Zambrano que han tenido bastante tiempo –el suficiente para convertirlo en un buen ejemplo para el mundo entero- dentro del manejo del país y los resultados entregados no solo han provocado el obvio desgaste de la imagen del Partido Nacional, sino el derrumbe de los esquemas de la institucionalidad de Honduras y eso no se puede negar.

El presente Gobierno no dará –por lo que se ve- una señal de querer responder a las necesidades verdaderas de la población hondureña que se debate entre la delincuencia, donde hasta los médicos en distintas zonas del país son extorsionados y amenazados sin que las denuncias prosperen, donde la búsqueda de empleo es prácticamente inútil e imposible, donde ya se ventila que la red hospitalaria sigue atendiendo con quirófanos de tabla yeso (cosa antihigiénica) y los encargados se sigan llenando la boca como cuando comían pinol de niños diciendo sofismas y falacias. En el fondo saben que tenemos razón.

Así que se fue a poner la denuncia de esa amenaza que ya está ejecutando el partido de gobierno pero que también hagan su propio “mea culpa” y admitan frente a un espejo las barbaridades que hicieron y permitieron que se hicieran.

EditorialLa ejecución y el espejo

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