La desesperanza de miles de hondureños continúa motivándolos a dejar el país y emprender una ruta llena de peligros que ponen en riesgo sus vidas. Las personas más vulnerables son los niños, niñas y las adolescentes, que son presa fácil de los traficantes de personas que, infamemente, sin miedo a las consecuencias de ser apresados, someten a los más débiles. Otra gran amenaza es cruzar el desierto, el río o subirse de manera ilegal a “La Bestia” o tren de la muerte.
“La Bestia” es un tren de carga que cruza México hasta llegar a los Estados Unidos, es operada por Ferromax, una empresa privada parte del Grupo México, cuyo propietario es el segundo hombre más rico de México, el empresario Germán Larrea. Ferromax cuenta con una flota de más de 800 locomotoras y 26 mil carros de ferrocarril, la empresa ferroviaria más grande de ese país. Transportan diversos productos que principalmente se dirigen a uno de sus principales socios comerciales, los Estados Unidos de Norteamérica.
Cientos de migrantes se suben en “La Bestia” de manera clandestina, para evitar pasar por centros de control de inmigración y detención mexicano, utilizan estos trenes para escapar hacia la frontera con su país de destino. Algunos migrantes están bien informados y conocen el peligro que representa viajar en “La Bestia” a pesar de ello toman el riesgo, otros ni están claros de la magnitud del peligro.
Hace solo unos días se reportó el fallecimiento de un bebé hondureño que iba a cargo de sus padres, murió al caer del tren. Otro trágico accidente fue el de una adolescente, de tan solo 15 años, aunque sobrevivió, pero perdió una de sus piernas. Estas noticias cada vez son más frecuentes, pero al parecer la crisis en el país es tan aguda, tan profunda que la gente prefiere irse a pesar de todos los riesgos.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) mostró cifras escalofriantes, del 2014 al 2021 han atendido alrededor de 400 migrantes, que han perdido piernas, brazos o todas sus extremidades. Parecieran estadísticas propias de una guerra, no de un cruce migratorio, el costo que pagan las personas es demasiado alto, mientras tantos sus países expulsores, siguen como en el caso de Honduras, gobernando de manera improvisada, sin atacar la raíz de los males, no hay interés, pareciera más bien que para ellos que la gente se vaya es un alivio, una forma de evitar cualquier posible revuelta de la mayoría del pueblo que vive en la miseria. De alguna manera estos flujos estabilizan su mal gobierno y si logran llegar mandarán las remesas que sostienen la economía del país.
Por otra parte, organizaciones pro migrantes en su intento de aliviar el sufrimiento de los que cruzan de manera irregular, han promovido medidas, hasta cierto punto insostenible, como suspender de manera parcial la circulación de “La Bestia”, esto con el afán de que se disminuyan los accidentes fatales que sufren los migrantes. Esto ha provocado cuantiosas pérdidas económicas y los migrantes han buscado rutas alternas para viajar, porque su meta es llegar al “sueño americano”.
“La Bestia” moviliza alrededor 2,000 millones de dólares diarios en los flujos comerciales a través de la frontera, parar completamente la circulación de trenes no solucionará el problema, pero seguro afectará económicamente a la cadena de valor que utiliza estos servicios.
Las verdaderas “bestias” son los pésimos gobiernos que operan en la mayoría de los países latinoamericanos y que no garantizan una vida digna a sus habitantes. En las estadísticas fatales siempre hay hondureños, que han sido parte de los trágicos accidentes que frecuentemente ocurren en ese trayecto. Paradójicamente, muchos compatriotas huyen de la violencia, la pobreza extrema y la persecución y ven en ‘La Bestia’ una oportunidad de avanzar hacia un futuro más prometedor.
¿Cómo hemos llegado a este punto, en el que la búsqueda de un futuro mejor lleva consigo el riesgo de perder extremidades o la vida en un viaje desesperado? ¿Será que este gobierno tomará en serio la crisis migratoria y trabajará en generar las condiciones para que la gente ya no huya de Honduras.
