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miércoles, mayo 15, 2024

Humillados o enaltecidos

En cada historia hay muchísimas maneras de aprender, sobre todo de las caídas, tropiezos, errores e incluso de las conscientes malas decisiones asumidas por propia voluntad. Cuando cada persona, cada hondureño que vea las circunstancias que le mantienen en una humillación constante, es precisamente por esos malos pasos que se dan como sociedad, como colectividad. Sin embargo, se puede uno humillar sin perder la dignidad, que es lo que los poderosos supuestos de siempre, quieren de la población, de una humillación sin dignidad y por ende sin posibilidad de tener respeto.

Podríamos considerar que la peor de las decisiones es el abandono de la familia, eso rompe los esquemas del tejido social hasta llegar a la descomposición que hoy estamos padeciendo, llegando a extremos que realmente denuncian que la hondureñidad quiere subir al árbol de donde alguna vez bajó, la barbarie con los asesinatos y hoy por hoy con carácter de calamidad nacional se está eliminando a las mujeres, sea por el motivo que sea, no justifica esa vileza. Mientras eso ocurre el asesino continúa altivo, mientras la Policía que está haciendo sus mejores esfuerzos (el pueblo debe reconocerlo) buscando y capturando a tanto malandrín que cree que vuela en las alturas por la impunidad que otorga las limitaciones en seguridad que, dicho sea de paso, al Gobierno tampoco le interesa la misma, solo como prueba es que no se ha reactivado la red de cámaras de vigilancia de Sistema Nacional de Emergencias 911.

Por ello, debemos regresar a los tiempos donde el valor de la humildad bien entendida, que eso no signifique ser tonto o apocado, sino simplemente caminar por la vida dando gracias por cada momento, por la misma familia y cosas que no las compra ningún dinero. Caminar sin perder la dignidad y la capacidad de alzar la voz cuando algo no va de acuerdo, no con los caprichos de cada quien, sino con el bienestar de la comunidad, en sus valores y expectativas de bien común. Si comenzamos desde hoy, como pueblo, después deviene el enaltecimiento y admiración de los demás, por los valores y no campea el miedo, tal como acontece en la actualidad, donde se ha prometido tanto en las campañas electorales y no aprendemos a ser selectivos con criterio, ya que no es lo mismo votar a elegir, por eso se llama el evento que ocurre cada cuatro años (hoy aparentemente amenazado ese ritmo) “elecciones generales” y no “votaciones generales”, debemos aprender a elegir y a exigir hojas de vida de los candidatos, por esa altivez de creer que el pariente o amigo que llega a esas instancias nos resolverá los problemas.

Por ello, la humildad no está reñida con la falta de dignidad, más bien la altivez, el hecho de ensalzarse es lo que elimina la dignidad y no hay que olvidar que entre más alto se sube, más fuerte es el golpe en la caída, es decir que, el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.

EditorialHumillados o enaltecidos

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