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jueves, mayo 16, 2024

Gracias a Efraín Aníbal Díaz Arrivillaga

– El autor de la obra denominada “Autobiografia: los ideales y vacilaciones de un caminante”.

Gracias, Efraín Díaz Arrivillaga, por la deferencia de haberme invitado a la presentación de tu libro denominado “Autobiografía: Los ideales y vacilaciones de un caminante”. El cual no he leído aún, (pero, que a buenas seis de la mañana, de ayer y hoy, empecé a leer; ya tengo un horario destinado para hacerlo). Talvez, fueron menos de dos horas las que duró el evento, en el Instituto Humboldt, de San Pedro Sula, el día jueves veintiocho de agosto recién pasado. Aunque sé que no fue tu decisión, fue bastante selectiva la invitación (en su mayoría escritores y miembros de la academia, muy escasos, no pasaron de veinte, por cierto) y, había que confirmar la presencia. Las razones, me explicaron era la escasa dimensión del espacio donde se desarrolló.

Soy del pensar que hacen falta una o varias presentaciones más, y, más abiertas al público, que sé, conocen tu trayectoria y la respetan, porque no se trata de lo que escribe un simple político, como los criollos que quién sabe si realmente saben leer, ni mucho menos escribir. Y que más bien, se escribe de ellos, pero, de sus indeseables conductas en el poder o fuera de él.

Tu libro tiene aspectos de tu origen familiar, que suenan interesantes, (me recuerdan el estilo de las biografías escritas por Ramón Rosa, al Benemérito Don Francisco Morazán Quezada, a Don José Cecilio del Valle, al Presbítero José Trinidad Reyes, presiento, su influencia en tu forma de escribir) por las vinculaciones políticas de tus ancestros, en los siglos pasado y antepasado.

También contiene la honesta actuación política que desarrollaste -las cuales no he leído aún, pero, que, de buena parte de ellas, soy testigo viviente- en un espacio territorial habitado por seres humanos con escasa comprensión; o los ausentes deseos de realmente construir un país, tan solo por estar adscrita su conciencia al individualismo, que impide que tengamos un acendrado sentido de pertenencia a una nación, con las características que ello implica para que sea verdadera.

En el evento, te presentaron a ti, y, a tu obra, el padre Ismael Moreno Coto -a quien un pueblo entero cariñosamente le llama el padre Melo- y, a quien, los afiliados a la barbarie en estos tiempos que disfrutan del poder, han osado denigrar su inconmensurable moralidad, cuando ha dicho algunas verdades. Pero, que dichas maledicencias, tan solo tienen el efecto de retratar de cuerpo entero las características malignas de quienes las vociferan. Y resalto esto, porque, lo referido hacia ti, por el padre Melo, le da a tu moralidad un valor agregado, que el reconocimiento de ella.

Y, qué decir de nuestro literato Julio Escoto, que también, participó en el evento a título de crítica literaria -si cabe el término- de algunas partes de tu obra. Desde luego, ello indica el valor histórico, político y social de tu conducta, que no se circunscribe solamente al ámbito personal, sino a la trascendencia de tus ideales, de tus actuaciones públicas, de tus valores y principios socialcristianos, que debiesen sustituir generalizadamente los antivalores que son la carta de presentación de nuestros politiqueros.

Otro agradecimiento: a veces, he estado al filo de perder la esperanza, hasta el punto que he dicho “vivo en el país que no existe, y tan solo transito en el que ustedes habitan” y, es el caso, que muchas me has dicho, que no hay que perder la esperanza, y, a la audiencia presente la noche aludida, se lo reiteraste. Atribuyo tu dicho, tan solo el optimismo que posees. Te confieso, que, por ello, aún no la he perdido, me he adherido a ella, pero, me cuesta sostenerla. Gracias nuevamente.

Lic. Esequías Doblado Hernández

Email: [email protected]

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