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martes, marzo 19, 2024

¿Estás en una batalla? Busca tu escudero

Lo que conocemos por psicoterapia ha existido desde el inicio de los tiempos, se cree que las primeras sesiones surgieron en el mundo islámico. Entre los siglos X y XII D.C., varios pensadores de la época, introdujeron los conceptos de “salud mental” y “psicoterapia” y describieron un gran número de alteraciones neuropsicológicas. Por influencia de filósofos y médicos, se consolidó la Psicología como ciencia, puesto que reconocen el papel fundamental de la palabra y dan la razón en el sentido que el cambio de hábitos insanos puede llevarnos a alcanzar plenitud mental y física.

En lo personal me encanta el análisis de la palabra terapia, su etimología viene del griego therapeia que significa tratamiento, la cual está formada con el verbo therapeuein que significa cuidar, atender, aliviar. De ahí surge la palabra terapeuta, que a su vez viene del verbo therapon, uno de los conceptos que más me hace sentir afortunada es el que indica que un terapeuta es significado de escudero, colaborador, la persona que ayuda al guerrero.

Este concepto me gusta tanto, porque muchas veces cuando vamos a terapia, consideramos que el protagonista de esa sesión es el terapeuta, pensamos que por fin alguien nos dirá qué hacer, pero en el proceso identificamos que la función del terapeuta es cuidar, aliviar, atender, no solucionar, ya que es el guerrero, el que debe pelear su batalla. El escudero levanta bandera, coloca la armadura, entrega herramientas, lleva los escudos, hace tareas importantes, pero a la vez simples, pero quien gana la batalla (sin o con ayuda) pero por su propia cuenta, es el paciente.

Son ellos los que saben lo que cuesta mejorar, lo difícil que es dejar ir a un gran amor, lo que pesa el duelo, el malestar físico, el cansancio, la falta de aire que cargan en la ansiedad, el remolino de pensamientos que no pueden controlar, salir del abismo de una adicción, aprender a vivir con un diagnóstico o una condición, lo difícil que es perdonar, sanar el pasado y avanzar etc. Pero en el camino de la terapia se han dado cuenta que ya no solo se trata de saber dónde llegarán, sino que lo primero es salir de donde están. Y es ahí cuando pelean sus batallas, acompañados de un escudero que les apoya, que les admira y que celebra sus triunfos como si fueran propios. Porque si hay momentos en la vida, de los que yo he disfrutado plenamente es cuando doy de alta a un guerrero(a) después de pelear su batalla, sintiéndome honrada por haberme dado el puesto de escudera. Y es que puedo resumir lo que siento en una frase de Carl Gustav Jung que dice: “El encuentro entre dos personalidades es como el contacto entre dos substancias químicas. Si hay alguna reacción, ambas serán transformadas”.

En honor a todos los luchadores, que han peleado su batalla. Avistando a los que quedaron sin fuerza para continuar. Y en la espera de los guerreros que comenzarán.

Por Irazema Ramos, sicóloga.

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