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Honduras
sábado, mayo 18, 2024

El reino de este mundo

Al caer en la razón de la dejadez que embarga al ser humano, a cada hondureño que, sin tener nada que ver su formación académica o riquezas materiales, somos simplemente eso, personas con sueños, anhelos y hasta bajezas. La vida actual nos “obliga” a tener la identidad dependiendo de tres cosas: el tener, el poder y la capacidad que se pueda para tener placer. Y en esas tres cosas radica el dominio mental que se ejerce contra los pueblos obligándolos a tener un sentido de urgencia innecesario y la prisa que se ejerce para aparentar de ser “personas ocupadas y, por lo tanto, importantes”, pero nada más alejado de la verdad que eso.

Las cosas verdaderamente trascendentes y que sí pueden alterar o influir en el transcurso de la existencia de cada hondureño son las pequeñas decisiones del día a día, en las cosas cotidianas, que uno pudiera ver que no tienen ninguna importancia, pero no es así. El simple hecho de servir un café al esposo que llega cansado del trabajo, o quizá llevar un presente a la esposa abnegada que espera en casa con la comida caliente y una sonrisa, debiendo recordar cuando en los tiempos de la juventud se lanzó a la conquista de aquella hermosa muchacha y que hoy, siendo la compañera, merece el sitial que siempre debe tener.

Pudiera leerse como fantasía y la verdad es que es tan simple, pequeña, que sí puede cambiar un panorama entero solo con esos pequeños detalles, el ayudar a un amigo a llegar a casa, o compartir algún detalle en el centro de trabajo hace la diferencia, sin mucho recurso económico sino con actitud hacia un elemento que debemos tener todos y es el agradecimiento.

Pero así y solo así, los hondureños podemos ir comenzando a transformar nuestra patria en un lugar digno, responsabilizándonos de nuestros hijos como pueblo y que el Estado deje ya de esos trucos demagógicos y corrupción, de lo contrario seguiremos igual o peor. Nada cuestan esos pequeños gestos de solidaridad y más en esta época que en que se comienza a cerrar un ciclo y el próximo domingo 27 de noviembre comienza el periodo de Adviento, o sea “la espera de lo que ya viene” que es una etapa bonita del año pero que no se nos debe olvidar a nuestros hermanos hondureños que más necesitan, no olvidar a algún familiar que requiera medicamentos y cuidados, de no olvidar a nuestros mayores que ofrendaron sus vidas al cuido de cada uno.

Podría parecer romántico todo esto, pero no se acaba en eso, también como pueblo debemos darnos el regalo de la conciencia social, de saber quiénes somos, qué queremos, hacia dónde vamos (o nos llevan) para no seguir tropezando con la canallesca figura de los arribistas con sed de venganza que quieren seguir implantando el reino de este mundo entre los hondureños que merecemos respeto y consideración porque siempre, como tales, lo ha tenido con sus gobernantes.

EditorialEl reino de este mundo

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