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jueves, abril 25, 2024

E-Evolución: Proteger los océanos, un mandato

Los océanos están contaminados, han señalado organizaciones medioambientales como Green Peace; desde hace años vienen alertando que los cinco océanos conocidos Atlántico, Pacífico, Índico, Antártico y Ártico están bajo amenaza. Los expertos señalan que el plástico es uno de los más peligrosos, ya que tarda miles de años en degradarse, los animales marinos los pueden ingerir causándoles la muerte.

Parece exagerado decirlo, pero a este ritmo, en el 2050, tendremos más basura que peces en nuestros océanos, nos advierten los expertos en Davos. Puede descargar gratis la publicación: https://ellenmacarthurfoundation.org/the-new-plastics-economy-rethinking-the-future-of-plastics

La visión limitada que se tiene sobre estos problemas ambientales y la falta de educación de la población que no les permite asociar esta situación con el cambio climático, hace más difícil la tarea de promover buenas prácticas a nivel individual y empresarial.

La pandemia provocada por la COVID-19 incrementó el uso de mascarillas desechables, así como otros desechos hospitalarios, adicionalmente se recurrió nuevamente al plástico para embalajes de frutas y verduras, por considerarlos más seguros (National Geographic, 2021). En gran medida se retrocedió sobre la importancia de reciclar, usar y reutilizar, la emergencia sanitaria y el miedo pudo más, de alguna manera todos empezamos a generar más basura.

Otra importante causa que genera la contaminación en los mares es el derrame de petróleo, ese que tanto necesitamos para mover el planeta. El daño del petróleo es instantáneo, se calcula que anualmente muere un cuarto de millón de animales marinos.

Los grupos ambientalistas son las voces que claman a los cuatro vientos que estamos dañando los océanos y todo lo que en él habita. Hemos visto fotografías en respetadas revistas como National Geograhpic de aves marinas, tortugas, cangrejos y otros animales envueltos en plástico a orillas de las playas. Estos reportajes parecen salidos de una película postapocalíptica.  Si usted profesa la fe cristiana y alguna vez ha abierto la Biblia o visto una serie sobre el Génesis, recordará que el Creador ordenó a los primeros seres humanos y su descendencia cuidar la Tierra, pero como muchas otras cosas que ahí se mandan, no lo estamos haciendo.

Ahora bien, si usted no profesa ninguna fe o credo religioso, pero respeta los hechos que muestran los estudios científicos, se dará cuenta que estamos acabando con la vida marina. El consumo desmedido, un sistema económico enfocado en el consumismo, la carencia de responsabilidad social y la poca la conciencia ambiental de la mayoría de la humanidad, son algunos factores que agudizan el problema. A muchas personas quizás no les interesa que los peces o las aves mueran por culpa del mal manejo de los desechos, vivimos en una sociedad narcisista y el sistema educativo se queda corto ante tanta necesidad de formación.

Los estudiosos de la vida marina advierten que los peces, esos que tanto nos gustan también para alimentarnos, tienen microplásticos en su organismo, ellos están consumiendo plástico que confunden con comida al encontrarlos en su hábitat.

Muchos miembros de la comunidad científica internacional son escépticos respecto a que la humanidad despertará y tomará conciencia para frenar la destrucción del planeta, por eso crearon en 1947 de manera simbólica -en la Universidad de Chicago- un reloj que nos indica que estamos en los últimos tiempos, en inglés se llama Doomsday Clock o Reloj del Apocalipsis. En ese momento las principales causas de una extinción masiva era las bombas nucleares, que dieron fin a la Segunda Guerra Mundial. Ahora, han incluido otras amenazas como el cambio climático y el uso inapropiado de la nanotecnología. Irónicamente, el enfoque es específicamente científico, nada que ver con religión o los libros proféticos, -sin embargo, refuerzan esas profecías apocalípticas de la destrucción de la Tierra que describe la Biblia-. (Bulletin of the Atomic Scientists. (1947). The Doomsday Clock: A Symbol of Global Threat. Recuperado de https://thebulletin.org/doomsday-clock/).

Los vendedores de ilusiones que fomentan la cultura de la felicidad instantánea, basada en ignorar las consecuencias de las malas prácticas ambientales, económicas y sociales, encuentran millones de adeptos que comulgan con vivir solo el presente, sin tomar con responsabilidad el impacto de sus acciones con la sostenibilidad del planeta. Debemos ver con seriedad estos asuntos, proteger la gran casa, la Madre Tierra, antes de que el Reloj del Apocalipsis marque la medianoche (Tic, Toc… finito…)

Mirna Isabel Rivera
[email protected]

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