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jueves, marzo 28, 2024

E-EVOLUCIÓN: Meritocracia y gerencia profesional en empresas públicas

Hay muchos conceptos y estrategias que funcionan muy bien en el sector privado. Una de ellas es el trabajo en equipo, el compartir una misma visión y misión, para alcanzar los objetivos de la empresa, ser rentables y sostenibles en el tiempo es una prioridad. Ninguna organización podrá ser exitosa si internamente manejan un ambiente donde impera la falta de comunicación, la ausencia de colaboración, la corrupción y el tráfico de influencias.

Uno de los principales empleadores del país es el sector público, pero para tener acceso a estas plazas generalmente hay que estar bien “conectados” políticamente, ya que en su gran mayoría estos puestos los ocupan los “recomendados” por algún político con influencia y poder. La falta de meritocracia hace más complicado que las entidades públicas sean eficientes, brindando un pésimo servicio al público.

Empresas estatales, con sindicatos que se prestaron para cometer actos de corrupción y fomentaron el enriquecimiento de sus dirigentes de forma dudosa, ahora estas empresas ya no son rentables. Hemos visto el fracaso de dos empresas de suma importancia, una en el sector de telecomunicaciones y la otra en el sector de energía, que han colapsado, aunque estos rubros manejados por el sector privado son un negocio rentable, de hecho, en los países nórdicos es una de las principales fuentes de ingresos para el Estado, que mantiene alianzas públicos-privadas que funcionan exitosamente.

Estamos claros, que la clase política que nos ha gobernado ha hecho todo lo posible para satisfacer sus propios intereses, haciendo caso omiso de las estrategias empresariales que pueden llevar a cualquier organización a alcanzar el éxito. Por eso, casi nunca escuchamos que una empresa estatal está aplicando la ISO 9000, la ISO 14000 o la 26000.  Cuando por casualidad llega un buen funcionario, que ha asistido a la universidad para aprender, lo primero que encuentra es mucha oposición al querer modernizar los procesos, por ejemplo, de reclutamiento, el manejo del recurso humano y la atención al cliente.

Sin embargo, hay casos excepcionales, como podemos observar actualmente en algunas Secretarías del Estado, que han buscado a los mejores para ocupar cargos públicos y están haciendo lo mejor que pueden, en un contexto complicado. Han heredado contratos viciados y personal supernumerario, que han recibido una plaza por el hecho de ser recomendado del partido político anterior y esto es un círculo vicioso, los militantes del partido de gobierno también esperan un trabajo con el Estado, lo cual no es delito, el problema que se vuelve más de lo mismo, contratar personas sin los requisitos necesarios y lo que es peor contratarlos sin que sus servicios sean requeridos, es la de nunca acabar en un sistema que los mismos políticos promueven como parte de sus promesas de campaña.

Irónicamente los que ostentan el poder lo primero que hacen es contratar a sus familiares, amigos, amigas y por último a sus bases en su mayoría de bajos ingresos, quienes sí han hecho méritos por lo menos como activistas políticos y quedan como novia de pueblo “vestidas y alborotadas”. El cinismo de la clase política es grande, no conoce de ética, ni de límites. Este círculo vicioso no termina, lo hemos visto tanto en el pasado gobierno, -para algunos considerado de ideología de derecha-, para otros simplemente un narco-gobierno y lo seguimos observando en el actual, considerado de izquierda, autodenominados gobierno socialista.

Mientras las empresas del Estado se sigan manejando sin una estrategia y visión de país, seguiremos señalando que solamente sirven para favorecer intereses particulares y no a la ciudadanía que demanda de sus servicios. Más allá de temas ideológicos, debe existir probidad administrativa y rendición de cuentas.

Mirna Isabel Rivera
[email protected]

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