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viernes, abril 26, 2024

E-EVOLUCIÓN: Coltán y la responsabilidad social empresarial: ¿quién conoce su procedencia?

La gestión de una cadena de suministro o abastecimiento responsable es de mucha importancia cuando abordamos la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Las diferentes etapas que conforman este proceso tienen un papel importante hasta que el producto final llega al consumidor. Es fácil decir en un anuncio publicitario “del campo a su mesa”, sin decir qué tipo de pesticidas se han utilizado, o sin demostrar que los empleados de esas fincas reciben trato justo. Así mismo pasa con las cadenas de tiendas que se hacen imagen diciendo que sus prendas son de bajo coste, o los fabricantes y vendedores de vehículos que ofrecen asientos de cuero genuinos si dar más explicación de los procesos que han seguido.

¿Qué hay del coltán que usan los teléfonos móviles? ¿Saben los fabricantes y los consumidores cómo se extrae o sencillamente todos se hacen los “locos”? Si al final de cuentas siempre seguirán comprando estos dispositivos que forman parte de la vida de las mayorías de la humanidad. Hay más teléfonos móviles que personas en el mundo, la cantidad per cápita equivale 107% (Unión Internacional de Telecomunicaciones, 2020).  El coltán es el “oro negro” de la actualidad, sin este mineral no se podrían fabricar los celulares, tabletas, computadoras, armas de guerra, GPS, lo fabricantes requieren de éste para manufacturar todos esos productos.

El coltán se encuentra principalmente en la República Democrática del Congo (RDC), en África, pero ¿qué beneficio le ha traído a este país poseerlo? Lamentablemente ninguno, siguen siendo tan pobres y atrasados como siempre, los únicos que se han lucrado a lo grande son las empresas mineras que tienen la licencia legal para su explotación y el mercado ilegal que también lo hacen. Este mineral recibe el calificativo de “minerales de sangre”. Organismos como Unicef y Amnistía Internacional han elevado su voz, pero parece que toda la cadena de suministros se hace de oídos sordos. Alrededor de la explotación del coltán hay trabajo infantil, mafias bien organizadas que permiten legalizar el mineral que ha sido extraído en menoscabo del ambiente y de los derechos humanos.

Para los países como la RDC, tener riqueza mineral no es sinónimo de prosperidad y bienestar, es más bien una especie de maldición, los mercaderes tal como lo han hecho siempre acuerpados por sus países súper potencias quieren el mineral a como dé lugar, el 80% de las reservas lo tienen en el Congo. ¿Cómo se manejaría esta riqueza mineral si estuviera en Noruega o en los Emiratos Árabes? Probablemente, como lo han hecho con el petróleo que poseen, para fomentar el desarrollo de su nación. La RDC por su parte sigue sumida en la miseria, el índice de desarrollo humano del país es de 175 de 189 países (PNUD, 2021).

En el caso de las empresas que se van de sus países desarrollados como Canadá, España o Estados Unidos a buscar mano de obra más barata para ahorrar costos, hay indicios que estas empresas se preocupan por ser socialmente responsables en los países donde operan y sistemáticamente promueven prácticas de comercio justo, lo hacen en gran parte porque saben que hay muchos observadores, tanto en su país o como fuera, listos para señalar cómo tratan a los obreros y hacer boicots para no comprar sus marcas. La mala imagen puede causar que pierdan millones en la bolsa de valores si esta es pública.

Al parecer, el tema del coltán se ha dejado más libre, la rendición de cuentas de las empresas fabricantes de tecnología, se limita garantizar que la procedencia del coltán es legal y listo, a usarlo, mientras dure y los consumidores (la mayoría de los habitantes del planeta) callados. La República Democrática del Congo me recuerda a la historia latinoamericana, que por más oro o petróleo que puedan tener o haber tenido, no salen del atraso endémico.

Mirna Isabel Rivera
[email protected]

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