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Honduras
sábado, abril 20, 2024

Dos discursos y actitudes diferentes

Al escuchar y leer los comentarios de los últimos discursos de la presidente Xiomara Castro, pronunciados fuera y dentro del país, nos encontramos con la dificultad de interpretar y distinguir los unos de los otros.

En reciente comparecencia pública en el aniversario de la Fuerza Aérea de Honduras, se pronunció por los compromisos con la institución para cumplir con la potencialidad de su equipo y asignación de funciones como las ya establecidas de defender la soberanía nacional, la integridad territorial, el cuidado de los recursos naturales, ayuda humanitaria, entre otras.

Muy diferentes son las participaciones que pronuncia cuando, sin pedir permiso a nadie, ni dejar a sus designados ejerciendo el mando de la nación, viaja con elegante séquito, acompañada de sus familiares cercanos que desempeñan funciones de la élite familiar  y política que la rodean ,  es como si se tratara de otra persona, en lugar de quejas en lo interior del país, se extiende en su discurso alejándose de lo territorial, y proyectándose como una representante de la mal llamada “democracia socialista” que pocos en su pueblo logramos entender, menciona uno por uno a los países del Foro de Sao Paulo y  la izquierda latinoamericana.

Cosa distinta son las determinaciones de su gobierno en lo referente al establecimiento de relaciones con el Oso y el Dragón de la política mundial, países que han visto en la posición geopolítica de Honduras a una pequeña república que les ofrece una oportunidad única en sus deseos de expansión para ganar mercados, territorios, conciencias y poblaciones, Todas estas actuaciones no dejan nada que parezca como actos de soberanía nacional, integración territorial o cosa que se parezca.

En cambio, esta vez habla en el seno de las Fuerzas Armadas propiciando cambios sin respetar estructuras. En el mismo discurso, la presidente declara que se está perfilando un golpe de Estado, que nadie le cree, porque el país está tratando de ayudarle a que salga bien de su estadía en el Gobierno de una Honduras que debe librar su guerra en procura de una educación excelente. Una salud que salve vidas, donde no haya más incendios que cubran las cabezas de los necesitados con las nieves de la pena y del dolor, sumidos en la inseguridad y una anunciada falta de alimentación, en  su mandato.

Por el momento tendremos que continuar escuchando las presentaciones públicas de la presidente Castro, con sus discursos, que parecieran y dan la impresión que tienen autores diferentes.

Por Ilsa Díaz Zelaya

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