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sábado, abril 27, 2024

De los demonios y el amor

No es novedad, ni tampoco secreto que desde niño me embelesó el genio literario de Gabriel García Márquez. Su capacidad creativa, imaginación sin límites, magia exagerada (alejada de las realidades tristes), y su artesanía para hilvanar ideas y estructurar inusuales novelas, me hicieron admirarlo siempre.

Ayer, en el simulacro anual de la amistad y el amor, casi exigencia comercial, mientras gente desaforada se paseaba con arreglos florales y otros con una cruz de ceniza en la frente; volví a recordar “Gabo” porque hace unos 20 años leí su irreal novela “Del amor y otros demonios” con la cual también se reafirmó en mi la fascinación por los escritos del oriundo de Aracataca.

Me encantó tanto esa historia que la releí varias veces, la última hace poco, es hiperbólica (exagerada), sobre la pasión desesperada de un clérigo de 36 años, Cayetano Delaura, por Sierva María de Todos los Ángeles, niña de 12, destinada por su padre a morir encerrada a causa de la rabia que le transmitió la mordida de un perro. Sus restos fueron encontrados en las criptas funerarias del convento de Santa Clara. Ahí, al abrir la lápida de Sierva María, descubrieron los restos de una marquesa de 12 años, enterrada rapada y cuyos cabellos continuaron creciendo durante doscientos años. Una cabellera de más de 22 metros.

Es eso, una vez más, una trama con un estilo colorista y eficaz, y con el peso de un argumento desquiciado que ahoga los sentimientos nobles, como el amor marcado por la exageración pasional, sustituta de la violencia. Y la religiosidad, como es habitual en García Márquez, aparece como una histérica enfermedad, coinciden los críticos.

Más allá de la exuberancia surgida del fértil ingenio del padre del “realismo mágico”, del amor y los desamores se ha escrito bastante, como esa novela de amores ficticios, y otras de amoríos reales, pasados y presentes, históricos y otros no tanto, de amores de paz y pasiones de guerra.

Como el colombiano, son muchas las personalidades que han escrito sobre el amor y sus efectos, entre ellos Oscar Wilde, que dijo: “El misterio del amor es mayor que el misterio de la muerte”.

Desde una perspectiva más racional, la vasopresina y la oxitocina son las principales hormonas causantes de este estado. Diferentes regiones cerebrales -hasta 12- se activan cuando se experimenta la sensación de amor reduciendo la ansiedad y los comportamientos y actitudes negativas. Todo se reduce a una reacción química en el cerebro.

A pesar de estas demostraciones empíricas, lo cierto es que el amor parece inexacto y, como a Wilde, toda una incógnita.

Así, en un breve repaso a los idilios, no siempre felices ni tan reales, más famosos que registran los anales de la historia, se da cuenta del drama griego de París y Helena de Troya, esta es, quizás, la más mítica historia de amor con un infortunado desenlace. Helena era la mujer más bella del mundo y casada con el rey de Esparta. Cuando conoció a París, príncipe troyano, se volvieron locos de amor. Helena huyó con París, pero su hazaña solo consiguió desencadenar uno de los conflictos más conocidos de la historia, la guerra de Troya. Los griegos se hicieron con la victoria gracias al conocido caballo de Troya y mataron a París. Helena regresó infeliz con su marido a Esparta.

Otro amor histórico es el de Olimpia, la madre de Alejandro Magno y esposa de Filipo de Macedonia, de quien se dice que urdió la guerra en Grecia para afianzar a su hijo en el trono.

En esos romances históricos destaca también el de Cleopatra y Marco Antonio, cuya versión más famosa, en el cine, es la interpretada por Liz Taylor y su marido Richard Burton (casados dos veces). Finalmente, Cleopatra se suicida, tras enterarse de la derrota y muerte de Marco Antonio, vencido por César Augusto.

Quizás una de las más famosas historias de amor, y seguramente la más irreal o ficticia, es la tragedia salida de la brillante pluma de William Shakespeare “Romeo y Julieta”. La tragedia ha sido una de las historias de amor más famosas del mundo. Trata de la rivalidad entre los Montesco y los Capulleto. Julieta estaba prometida a un hombre que no amaba, y como escapatoria, bebió un elixir que le daría la apariencia de estar muerta para más tarde escapar con Romeo. Sin embargo, este último, desconocedor del plan de Julieta, pensó que efectivamente había fallecido y decidió morir también. Cuando Julieta despertó y vio el cuerpo de Romeo sin vida, se clavó una daga en el corazón para reencontrarse con su amado.

Los archivos también registran amores entre personas del mismo sexo como el del emperador Adriano y Antínoo, compartieron gustos y aficiones hasta que este último cayó al río Nilo y se ahogó, explicó Adriano.

Se añade la relación entre el famoso escritor Oscar Wilde con Lord Alfred Douglas fue uno de los mayores escándalos sociales de la época. Se trata de una de las historias homosexuales más conocidas.  Fue precisamente este amor el que llevó a Wilde a prisión, ya que en Inglaterra las relaciones homosexuales fueron consideradas delito penal hasta 1967. Wilde, casado y con dos hijos, fue juzgado y condenado en 1895 por indecencia y sodomía.

También famoso, más por el famoso monumento del Taj Mahal, en la ciudad india de Agra, en donde están enterrados, se hayan Mumtaz Mahal y Shah Jahan. La construcción de este mausoleo gigantesco comenzó cuando Mahal falleció dando a luz al decimotercer hijo de la pareja, justo después de que le hiciera prometer a su esposo que no volvería a casarse.

Además, en ese listado romántico, y más moderno, se encuentran John Lennon y Yoko Ono, una de las parejas modernas más destacadas y polémicas de la década de los 60, responsables de la desaparición de “Los Beatles”. Ambos estaban casados y con hijos cuando emprendieron su romance. Uno de los frutos más populares de la pareja fue, sin duda, el tema Imagine.

La historia está repleta de amores y desamores. Algunas de estas historias han permanecido a través del tiempo y sus protagonistas han adquirido una especie de inmortalidad.

En cualquier caso, el amor romántico es universal y por ello, existió, existe y existirá, y si no habrá que inventarlo pues para eso existen los ángeles o los demonios.

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