22 C
Honduras
miércoles, mayo 1, 2024

De Liliths y Evas

Fíjese, me dijo ella mientras se limpiaba el delantal, conocida por vender tortillas en la esquina y una que otra verdura, algún repollo, un par de tomates o chiles verdes, señora luchadora que siempre le arrebata a la vida un día más de vida y de paso llevarle comida a las crías.

Feliz Día de la Mujer, le había dicho, como halago que esconde la admiración que siente uno en estas tierras; una mujer con delantal nos trae recuerdo de nuestra propia sangre madres, tías, hermanas o abuelas.

Fíjese, volvió a decir, pero acompañada de una mirada extraña, esas como que uno ve otra tierra, otros tiempos, otras vidas, recuerdos, alegrías o sufrimientos y el brillo de los ojos se aparta como una cortina para darle paso a algo más profundo que se asoma a la ventana de los ojos un ratito.

Gracias, le agradezco de verdad, al fin me respondió, la verdad Dios nos ha bendecido con un útero, nos ha dado la capacidad de perpetuar el milagro de la vida, nos ha dado el poder infinito de crear un ser de la nada y luego formarlo en persona que tendrá su vida y decisiones. ¿Se imagina qué fortaleza y qué energía se necesita? Se nos ha encomendado la mayor joya de la vida, usar la chispa divina para ser dadoras de vida. Eso, compa, es increíble y nos vuelve seres poderosos. Tenemos que ser así ¿sabe?, tenemos que ser fuertes, sin remordimientos, ser la viga donde descansa la progenie, la familia de uno, por eso nos temen y nos desmeritan. No todos, pero muchos saben lo que brilla en nosotros y con eso del machismo, han buscado desaparecer esa llama, opacarla, nos han insultado, golpeado, repudiado y muchas hasta se lo han creído, pero no se engañe, todas somos leonas, algunas dormidas y otras despiertas, pero créame aquí adentro, dijo tocándose el pecho, pasa ella.

Somos duales, delicadas y amamos con pasión, cuando decidimos entregarnos lo hacemos sin chistar, somos dulces como el mango maduro, como la guayaba rosada, como la piña color sol, pero también podemos ser la perra maldita, la que destroza sin miramientos, la que lucha a muerte por sus cachorros. Eso somos, fíjese, una bendición de vida que se nos ha dado, gran responsabilidad, diría yo, pero también tenemos la maldición, la que se genera del terror de los hombres, al saber en sus corazones que nosotras mandamos y que si quisiéramos podríamos ser lo que queramos. Total, me dijo riendo, hasta el más machista hombre de esta tierra, nació de una dama.

Recuerde que hasta por allí mencionan que, incluso, el primer hombre, solo e indefenso, se le dio una mujer para que lo cuidara, pero era independiente y pensaba por ella, Lilith creo que se llamaba, y le apuesto y no pierdo que por miedo la mandó al traste, supongo que ella se fue feliz con su libertad, y vino Eva, la que conocemos, la media naranja, la sumisa, me dijo carcajeándose, que al final lo engatusó para que se comiera su manzanita.

Por eso mijo, ame y cuide a las mujeres que lo rodean, respételas y quiéralas, hasta téngales un poco de miedo, respeto, dígale, si no lo quiere admitir, porque sean como sean, en ellas siempre hay un poco de Lilith y de Eva.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: