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lunes, abril 29, 2024

CUADRANDO EL CÍRCULO: El descontrol de los controles

Las costosas facturas y elevados cobros en los dispensarios de alimentos y medicinas preocupan y desesperan cada vez y reafirman la creencia casi masiva de que aquí siempre será fácil morirse de una picada de zancudo, o peor aún, de un susto o espanto de delincuentes y políticos, que resultan la misma mona en diferente rama.

Esa situación de altos precios en todo, confirma también la máxima económica de que en tiempos de crisis financiera la carestía se acentúa y la pobreza igual derivado de que el dinero vale menos y las cosas cuestan más.

Ante la gravedad de la situación, surgen las plañideros de siempre con sus justificaciones sobre el pasado, también los demagogos del populismo barato que resulta caro y que en su parafernalia esgrimen utopías y pintan artificios desde la cuadratura de su necedad y estupidez para con sus discursos para imbéciles querer hacer ver y creer que “la cosa no está peluda”, que no pasa nada, y que es puro cuento la realidad que les enrostran a diario los periodistas y todos aquellos en quienes solo ven contradictores, adversarios o “golpistas”.

Por ello es que los nuevos curanderos de las viejas enfermedades padecidas por los hondureños: la delincuencia, la corrupción y la pobreza, acompañados de chamanes del establecimiento con sus brebajes y remedios de verborrea barata, y brebajes de paja pura o pura paja, han salido con recetas vía decreto para controlar precios y pretender sanar la desbarajustada economía, o con estados de excepción intentar curar la podrida inseguridad pública.

Nada más inútil que puede surgir de mentes descontroladas para intentar parar la mayor preocupación de la economía: la creciente inflación, a través del control de precios pues eso no es más que una herramienta política para intentar contrarrestar un problema, que visto está termina agravándolo, encareciendo y haciendo más lejana la vida y cercana la muerte al hacer trizas la vida de la gente, en especial de los que ganan un salario, tienen poco o carecen de todo.

Esos controles descontrolan, tienen solo efectos negativos cuando lo real es que la inflación es un grave problema y la ficción del control de precios no es la solución.

Dicen los que saben o que parecen saber que, controlar y reducir los precios provocan inevitablemente el efecto adverso que se quiere lograr y a la larga se acaba con precios más altos y menor producción pues es una estrategia que desconoce las reglas del mercado, cuando lo conocido es que la economía no se puede gobernar por decreto pues así tampoco se reduce la inflación.

Aunque la pobreza y la inequidad han sido pertinaces en este predio con nombre de abismo, ahora es peor pues nos agobia una inflación importada relacionada con la incertidumbre por la guerra en Ucrania, los efectos tras casi tres años de pandemia por coronavirus, la inestabilidad política y social como resultado de las permanentes exigencias de los empleados públicos, sindicatos y gremios profesionales en demanda del cumplimiento de acuerdos y además por la anarquía que caracteriza a los activistas del Gobierno que presionan para que saquen a miles de burócratas para meterlos a ellos.

Para Carlos Serrano Herrera, economista jefe del banco BBVA México, lo más preocupante de este comportamiento inflacionario, es que se piense en un control de precios como parte de una estrategia para mitigar esta afectación pues la evidencia empírica establece que los controles de precios resultan en situaciones de escasez de productos y en la aparición de mercados negros que operan al margen de la legalidad y advierte que utilizar subsidios generalizados no es buena medida porque son regresivos y suelen beneficiar más a quienes más tienen.

Impulsar controles que no controlan nada y descontrolan todo no es nuevo en estos lares, es un adefesio populista de derecha e izquierda para engolosinar adeptos y dormitar adversos porque regular a fuerza los precios agudiza más el espiral inflacionario.

Lo mismo han hecho en otras partes y un ejemplo para mal son iguales decretos para ordenar la economía por decreto en jugadas de corte político como Nicolás Maduro, en Venezuela, que antes hizo lo mismo para intentar jinetear el caballo desbocado de su galopante inflación, la escasez de productos básicos y una limitada disponibilidad de divisas para satisfacer las importaciones.

Así, empresarios y economistas coinciden que lo que está haciendo el Gobierno en materia económica son artificios que no van con la lógica del mercado y que solo provocarán que la economía tenga dificultades para crecer y desarrollarse.

Hay otras formas con las cuales se puede atender el efecto de la elevada inflación, coinciden los expertos: Primero, ofrecer a la población de menores ingresos apoyos económicos que les ayuden a mitigar el impacto de los elevados precios en alimentos. Segundo, intentar reducir restricciones de oferta para así lograr la disminución de algunos precios y la eliminación de regulaciones para hacer los procesos aduanales más eficientes para la importación de bienes; y, por último, bajar o eliminar aranceles en productos alimentarios y fertilizantes para intentar disminuir su precio.

Herbert Rivera Cáceres
[email protected]

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