En la historia de la humanidad, hemos sido testigos de diferentes tipos de líderes y gobernantes, algunos de los cuales se distinguen por su sabiduría y honestidad, mientras que otros son conocidos por ser tramposos y manipuladores, fomentando y administrando crisis para su propio beneficio. Estos dos enfoques contrastantes tienen consecuencias significativas en una sociedad y su desarrollo.
Los gobernantes sabios son líderes que poseen una visión clara y una profunda comprensión de las necesidades y desafíos de su pueblo. Estos líderes se guían por valores éticos y buscan el bienestar común a largo plazo. Su enfoque se centra en la estabilidad, la justicia, el desarrollo sostenible y la equidad. Los gobernantes sabios son capaces de tomar decisiones informadas y consideradas, basadas en el bienestar general de la sociedad. Su objetivo principal es mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y promover el crecimiento económico, la educación y la igualdad de oportunidades para todos.
Un ejemplo notable de un líder sabio es Mahatma Gandhi, quien adoptó un enfoque pacífico y no violento para luchar contra el dominio colonial británico en la India. Su liderazgo fue caracterizado por su integridad, humildad y empatía hacia el sufrimiento de su pueblo. Abogó por la justicia social y es ampliamente reconocido como uno de los líderes más sabios y respetados de la historia.
Por otro lado, tenemos a los tramposos gobernantes fomentadores y administradores de crisis. Estos líderes son astutos y manipuladores, y se aprovechan de las situaciones de crisis para obtener beneficios personales o para mantenerse en el poder. Estos gobernantes son conocidos por su falta de ética y su tendencia a generar y manipular crisis con el fin de distraer a la sociedad y consolidar su control. Su enfoque se basa en el engaño, la corrupción y la manipulación de la verdad.
Existen muchos ejemplos en la historia, pasando por los acontecimientos previos y durante la Segunda Guerra Mundial en Europa, el avasallamiento del comunismo en los países que entonces quedaban detrás de la llamada cortina de hierro y que hoy quieren seguir avanzando incluso en Latinoamérica con el lacerante creador de pobreza como lo es la estupidez del socialismo del siglo 21. A través de la propaganda, la persecución de minorías y la manipulación de las masas, se crea una crisis artificial y utiliza la situación para fortalecer su régimen autoritario. Sus acciones demostraron su falta de sabiduría y su enfoque destructivo y egoísta. Ya se ha asomado el fantasma de la represión a la libertad de expresión y otros dislates propios de las dictaduras.
La diferencia fundamental radica en sus intenciones y su visión a largo plazo. Mientras que los gobernantes sabios buscan el bienestar común y promueven el desarrollo sostenible, los tramposos buscan su propio beneficio y perpetuación en el poder, sin importar el costo para la sociedad. Ya basta con esas veleidades, los hondureños queremos trabajo, desarrollo, prosperidad, nuestro problema no es político, no necesitamos de modelos exóticos, necesitamos llevar tortillas a la mesa y paz para trabajar, justicia y respeto a la propiedad privada y a la libertad que solo las sociedades desarrolladas saben que es el único camino para destacar y sacar a los pueblos de la pobreza. Lo otro es la más vil de las tonterías.