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jueves, mayo 16, 2024

Constantino I, catolicismo y tolerancia

Muchas veces escucho a algunas personas decir “yo soy católica (o) apostólica y romana” como una forma de “ratificar” su fe católica y de posicionarse autoritariamente por encima de quien hablan. El uso de esta frase repetida por algunos tiene un trasfondo histórico interesante. Pensando en ello, vino a mi mente el emperador romano “Constantino el grande” valedor del cristianismo y fundamental en la historia y de la religión católica que hoy conocemos.

Flavio Valerio Constantino (nace el 27 de febrero de 288-Nicomedia, Bitinia y muere en Ponto, 22 de mayo de 337) fue proclamado emperador por sus tropas el 25 de julio del año 306 DC, y gobernó un imperio romano en constante crecimiento hasta su fallecimiento. Es a partir de este personaje que la Roma imperial consolida su poder, abrazada a la religión católica, que conformará la identidad futura y la de los pueblos conquistados; será la religión oficial del imperio.

En esa época, únicamente el 10 % de la población romana profesaba el cristianismo, debido a persecuciones sufridas en el pasado y competía con otras religiones, como el nosticismo, maniqueísmo, neoplatonismo, mitraísmo y maniqueísmo; una lucha de paganos contra cristianos que persiste hasta nuestros días…

Constantino I era hijo de Santa Helena y de Constancio I (Constancio Cloro) fundador de la dinastía constantiniana. A la edad hábil contrajo nupcias con Fausta, madre de sus hijos y de tres futuros emperadores, Constantino II, Constancio II y Constante, además, dos hijas llamadas Constantina y Helena. Fausta ocupó el mayor rango de la sociedad romana, llegó a ser nombrada augusta por su marido y su vida terminó, cuando Constantino ordenó ahogarla en un baño de agua hirviendo… se dice que Fausta mantuvo una relación incestuosa con Crispo, primogénito de Constantino. En un ataque de ira, el emperador, ordenó ejecutar a su hijo, y al darse cuenta con posterioridad de su inocencia, castigó también a Fausta con la pena máxima. Fausta también es recordada por haber protagonizado una conspiración para terminar con la vida de su propio padre en el año 326.

Constantino I fue el primer emperador en dar libertad de culto al cristianismo, junto con todas las demás religiones del imperio romano, hizo cumplir el Edicto de Tolerancia de Serdica, del año 311 del emperador Galerio, que ponía fin a la persecución de cristianos (y que sería completado con el “Edicto de Milán” del año 313).

Constantino es conocido también por haber refundado la ciudad de Bizancio (actual Estambul, en Turquía) llamándola Constantinopla (Constantini-polis; la ciudad de Constantino). Promovió el Primer Concilio de Nicea en el año 325, que arrojó el “Credo de Nicea” … “Creemos en un solo Dios Padre Todopoderoso, creador de todas las cosas visibles e invisibles” … esencial para la expansión de la religión católica. Los historiadores señalan que fue el primer emperador cristiano.

Con Constantino, la Roma imperial tendría al cristianismo como religión oficial. Sentó las bases de una Iglesia católica romana poderosa y continental. Fue bautizado en el cristianismo en su lecho de muerte, nunca fue un cristiano practicante, aunque los historiadores le dan ese título.

La política religiosa de Constantino siguió dos líneas fundamentales: por un lado, el apoyo del culto cristiano y, por otra parte, el derecho de todos los hombres a la libre práctica de la religión. El cristianismo, partir de ese momento, se consolidó para siempre. Las comunidades cristianas empezaron a tener existencia legal.

El historiador francés Paul Veyne señala que: «la frontera límite entre la antigüedad pagana y la época cristiana no hay que situarla en el día en que se promulgó “el edicto de Milán” en 313», sino en el 29 de octubre de 312 fecha en que Constantino entró en Roma, victorioso al frente de sus tropas, tras la victoria sobre Majencio en la batalla de Puente Milvio; los soldados portaban el crismón (monograma) en sus escudos y Constantino en su casco.

Ahora se preguntará usted… ¿qué importancia tiene este cuento hoy?, pues, poniendo las cosas en perspectiva, han transcurrido 1,711 años desde el edicto de Milán, podemos decir que la intolerancia religiosa se da desde la noche de los tiempos, los ortodoxos solo aceptan su dogmática verdad, la que ellos profesan, el resto de las personas están equivocadas, son ¡personas que deben vivir al margen de sus creencias!

Por otra parte, la religión católica cuenta con una gran cantidad de feligreses en el mundo, ha participado en más de cien guerras y conflictos de religión contra musulmanes, protestantes, judíos, etc. Mientras tanto… ¿qué fue de la tolerancia?

Para concluir, Constantino «creía en “la única Verdad”» y se sentía con derecho y en el deber de imponerla, pero… sin arriesgarse a pasar a la acción. Dejaba en paz a “los que se engañaban” … dado que los paganos eran la inmensa mayoría. Hoy pensar diferente sigue siendo un problema, pocos toleran esa otra forma de ver el mundo y la vida; imponer “su verdad” es la meta.

Ser católico apostólico y romano va más allá de la religión. Lo verdaderamente importante es ser tolerante con el que piensa diferente. Constantino cambió para siempre el mundo con sus decisiones, pero hoy, en el mundo en conflicto permanente en el que vivimos, la palabra tolerancia ha sido borrada de los diccionarios y la tolerancia religiosa sigue siendo un desafío después de tantos años. “El que piensa a lo grande también se equivoca a lo grande”, Constantino I.

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