Entendámonos: Usted y yo podemos hacer lo que deseemos con nuestro dinero, esa es la versión de la sociedad moderna del “libre albedrío”, lo cual nos da derecho a gastarlo en lo que se nos ocurra, incluyendo cosas que -a veces- hasta pueden ser perjudiciales.
¿Le gusta tomar? A menos que disponga de amigos que le inviten, usted está pagando por los tragos que ingiere y que, a la corta o a la larga son perjudiciales para su salud. Lo mismo ocurre con el cigarrillo y no digamos con otras drogas más dañinas.
Todo eso es malo pero, lamentablemente, caen dentro de la categoría “normal” en la mayor parte de las sociedades y en las que usted sí puede gastar su dinero. Pero hay otras cosas a las que algunos dirigen su dinero que podríamos colocar en la categoría de súper idiotas. Por ejemplo:
¿Pagar por la membresía de un “Club de Compras”? ¿Qué es un club de compras? Es un almacén donde venden cosas, generalmente en empaques muy grandes pero que, a pesar de parecer una compra “al por mayor”, no necesariamente son más económicas.
Alguien inventó aplicar el término “Club” y con eso, también inventó cobrar por pertenecer al mismo. Es decir, usted le paga al vendedor una cantidad mensual o anual por el derecho a comprar ahí y no sólo por los artículos que lleva a su casa y que se encuentran también en otras partes, quizá en empaques más pequeños pero a un precio similar.
En Estados Unidos y también aquí, hay algunos que creen tener un privilegio por mostrar una tarjeta a la entrada que les permite el acceso. No se trata de un club social donde a veces el abolengo, los contactos comerciales o políticos limitan la participación de “la canalla”. La exclusividad de los clubes de compras sólo tiene un requisito: Capacidad para pagar la estúpida membresía, nada más.
Cualquiera puede ser “su compañero de club” con tal que pueda pagar la cuota. Pensemos de nuevo bien en eso: Usted paga porque le permitan entrar a comprar o sea, a dejar su dinero! ¿No debería ser al revés? Verdad que deberian de pagarle (o regalarle algo) ya que usted los escogió para dejarles su dinero? Algo parecido pero diferente; tecnología ha avanzado tanto en tantos lugares que ya es casi imposible encontrar algo que sea exclusivo de una marca.
Los píxeles de los teléfonos inteligentes, las cámaras fotográficas de que vienen provistos, la capacidad de almacenamiento, etcétera, todo es prácticamente igual. Y, cada vez que alguien sale con algo “nuevo”, casi inmediatamente es copiado y hasta mejorado por sus competidores.
Con todos esos antecedentes es notable que una marca en particular haya logrado convencer a la gente que comprarla, con una enorme diferencia en el precio, los hace pertenecer a una clase en especial, la de los ricos. (Yo diría que más bien a la de los snobs).
Lo peor del caso es que, como también nos han acostumbrado a comprar protectores de pantalla, la manzana qué identifica “la joya” queda escondida detrás del estuche plástico. Total, solo usted sabe que está utilizando la marca por la que pagó un alto sobreprecio.
Dígame si no es hasta ridículo! La televisión y el cine han “educado” a la gente a comprar café para llevar, convirtiéndo en un símbolo de estatus entrar a cualquier lado portando un empaque de cartoncillo con la marca bien destacada.
Usted paga por el café y por el derecho a mostrar el anuncio del fabricante, cuando en realidad también debería ser al revés, deberían de pagarle por el anuncio móvil en que han convertido a sus clientes -usted, dije! Carteras, ropa, maletas, son también muestras de estatus.
¿Qué mujer no se siente “especial” por ser un letrero ambulante de Vuitton y no digamos Prada? Hasta donde yo creo, los comerciantes pagan a los medios (TV, internet, etc) por pasarle sus anuncios pero, en los casos de cosas “de marca” es al contrario, usted paga por el derecho a ser un anuncio callejero. Los verdaderamente ricos (Musk, Gattes y Bezos, así como todos los “sheiks árabes”) jamás utilizan cosas de marca, ellos compran la calidad que su dinero les permite, pero con la condición de que no tenga anuncios.
Nunca va usted a ver a ninguno de ellos con un anuncio en la camisa o en la parte trasera de los pantalones. Eso es lo que separa a los “snobs wannabes” de los auténticamente ricos.
Dos notas: 1) Tener mucho dinero no es equivalente a tener distinción o elegancia y 2) Wannabe es una modificación de lo que en inglés significa “quiero ser” o sea, la mayoría de los que no son pero se mueren por “llegar a ser”.