Entre reproches y señalamientos, amenazas y quejas contra los Estados Unidos de América en función de las declaraciones actuales y anteriores de la señora embajadora de ese país, con la hipersensibilidad de los actuales funcionarios hondureños es algo que hace pensar muchas cosas, lo cual no es fácil. Se debe ser objetivo, lo cual es ardua tarea ya que todo ser humano tiene corazón y piensa según sus experiencias, intereses (personales y comunitarios) y necesidades. Lo que sí podemos hacer con mayor facilidad es ver los hechos, o como dicen en inglés: “the facts”.
Debemos reconocer que Estados Unidos es la primera potencia mundial en todo aspecto, muy a pesar de sus números y variables económicas, simplemente tiene con qué responder ante cualquier exigencia y eso ya lo ha demostrado, muy a pesar que en las últimas décadas se ha ladeado para no seguir siendo visto como “policía” mundial al no intervenir en los movimientos que hacen algunos dentro de los esquemas de poder de algunos países. Simplemente son poderosos.
Debe verse que ese el destino soñado de millones de seres humanos al ver que en sus propios países da miedo vivir y eso lo testimonian los pobladores de una colonia en Tegucigalpa que debieron salir huyendo de sus propias casas por amenazas de la delincuencia y que por cierto, eso sí se debe señalar al actual, anteriores y futuros gobiernos que no toman las decisiones que deben al respecto, agregándole sal a la herido con decir que solo está funcionando la mitad de las cámaras de vídeo vigilancia del Sistema Nacional de Emergencias 911.
Según cifras oficiales, casi 700 mil hondureños viven en Estados Unidos y son los que sostienen nuestra economía en gran medida con el sacrificio y envío de remesas que, por cierto, es una población que es descuidada una y otra vez por el gobierno de turno, sea del color que sea. Ahora son mucho más preocupantes las reiteradas reacciones del cónsul hondureño contra las expresiones de la embajadora de EE.UU., quien ha manifestado su inquietud –la cual es exactamente la misma que mantiene la población hondureña- acerca de la inseguridad jurídica con las empresas nacionales y extranjeras, y otro de los hechos con que fácilmente se demuestra eso son las invasiones en diferentes sectores del país. Esos no son inventos, está ocurriendo y nadie hace o dice nada y más bien lo que se le da a la población es un permanente circo donde literalmente se jalan de las greñas bajándose el canasto o la caja de “chaine”, escupiéndose improperios entre todos los que dicen ser ejemplos de patriotismo.
Lo irónico es pretender emplazar a los Estados Unidos ante una verdad meridiana. Es de más decir que los organismos de ese país son serios, no se andan con jueguitos y si han dicho algo es porque tienen los criterios, cosa muy sencilla como los ejemplos anteriormente mencionados. Pensamos que se debería ya empezar a gobernar como Dios manda, el pueblo ya no puede esperar con la esperanza que sembró la campaña electoral de los actuales ganadores de las últimas elecciones en vez de hacer esas demostraciones de miedo.