“A la tierra que fueres haz lo que vieres”, reza el conocido refrán. Esto haciendo alusión a la importancia que tiene la capacidad de adaptarse a los nuevos lugares, sobre todo si se trata de un sitio donde nos tocará vivir por un período significativo de tiempo o tal vez, de manera permanente. Esto no es tan difícil, al poco tiempo de estar instalados en una nueva cultura, ésta termina envolviéndonos de una forma u otra, especialmente si somos muy jóvenes. Ya cuando somos grandes, la adaptación puede resultar un poco más complicada. Hablando de cultura y costumbres, hasta hace pocos años el Día de Acción de Gracias era una celebración propia de los estadounidense hasta que comenzó a extenderse a través de casi toda Latinoamérica. Todo comenzó por allá en el siglo 17 cuando los primeros colonizadores ingleses llegaron a tierras norteamericanas en busca de una mayor libertad de culto, entre otras cosas. La travesía no fue fácil ni tampoco la llegada, mucho menos el peregrinaje lo fue, al menos no los primeros años. De todos los que habían decidido emigrar llegaron un poco menos de la mitad y de éstos, muchos murieron de hambre en las nuevas tierras, hasta que un honorable nativo decidió ayudarlos no solo enseñándoles como cultivar su propio alimento, sino también presentándoles a los miembros de su tribu y de otras tribus vecinas. Al cabo de un año aproximadamente cuando los nuevos habitantes pudieron ver los frutos de sus esfuerzos, cuando tuvieron entre sus manos el resultado de su exitosa cosecha, pensaron que la mejor manera de mostrar agradecimiento a Dios por contar con abundante comida y demás recursos, era invitando a comer a esas personas que tanto les habían ayudado a establecerse de una manera digna en su nuevo hogar. Así se dieron las primeras comidas de Acción de Gracias en las que abundaban los más suculentos platillos. El pavo entró en escena desde el primer momento, cuando los nativos invitados al festín creyeron que sería una buena idea no llegar con las manos vacías y trajeron consigo esta deliciosa ave que es ya tan tradicional de estas fiestas. Una vez establecidas las trece colonias que iniciarían los Estados Unidos de América, sus primeros presidentes decidieron instaurar el Día de Acción de Gracias de manera oficial, pero no fue hasta el mandato de Abraham Lincoln cuando se dispuso para el cuarto jueves de noviembre. Desde entonces las familias norteamericanas se reúnen cada año en estas fechas para agradecer por las bendiciones recibidas. Pero no son los únicos, también los que tienen otras nacionalidades, pero viven dentro de sus fronteras, pero también los que habitan fuera de ellas. Familias enteras en muchos lugares han apartado este día para reunirse con el propósito primordial de agradecer. Algo que, al fin y al cabo, nunca está demás.
Acción de Gracias
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
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