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jueves, abril 25, 2024

Abusos disfrazados de “derechos”

Es innegable que todas las personas merecen respeto y protección de sus derechos fundamentales, incluyendo a aquellos que forman parte de la comunidad lgbt. Sin embargo, en algunos casos, se han producido abusos en nombre de estos “derechos”, que pueden llevar a la sociedad hacia una situación de confusión y división.

Uno de los abusos más discutidos es la imposición de ideologías y políticas lgbt sin un adecuado debate público y sin tener en cuenta las opiniones y valores de la sociedad en general. Esto ha generado tensiones y conflictos en diversos ámbitos, como en el sistema educativo, donde algunos consideran que ciertas enseñanzas relacionadas con la diversidad sexual y de género son impuestas sin respetar la libertad de pensamiento y la educación basada en valores familiares y religiosos.

Otro abuso que se ha observado es la criminalización de la libertad de expresión y la libertad religiosa cuando estas chocan con ciertas demandas de la comunidad lgbt. Algunos han sido sancionados o excluidos socialmente por simplemente expresar sus creencias religiosas tradicionales o sus opiniones contrarias al matrimonio igualitario. Este tipo de actitudes pueden generar un ambiente de intolerancia y resentimiento, perjudicando el diálogo y el respeto mutuo entre diferentes grupos sociales.

Asimismo, se ha debatido sobre la adopción y la gestación subrogada en parejas del mismo sexo. Si bien es cierto que todas las personas tienen derecho a formar una familia, algunos argumentan que estas prácticas pueden afectar el bienestar de los niños al crecer en un entorno familiar no convencional. Estas preocupaciones no deben ser ignoradas, y es necesario analizar cuidadosamente los impactos a largo plazo que estas situaciones pueden tener en el desarrollo de los menores.

Es fundamental fomentar un diálogo abierto y respetuoso entre diferentes grupos sociales para encontrar un equilibrio que permita proteger los derechos de todos los ciudadanos sin socavar la convivencia pacífica y la diversidad de pensamiento. Ese diálogo debe ser en consonancia con lo natural, con los valores ya que desde la década de los años setenta las parafilias han sido contempladas como enfermedades psiquiátricas incluida la homosexualidad, pero que eso fue sacado de la literatura médica en esas épocas por foros que quieren debilitar al ser humano, quitándole virilidad en el pensamiento y en la acción hasta convertirlos en seres pusilánimes, manejables e idiotizados. No condenamos a quienes eligen esa opción como manera de ser y vivir, les respetamos sinceramente, pero, cuando a estas personas se les ocurre cambiar esquemas con una escala de valores retorcida, allí comienza el irrespeto social.

Esa agenda satánica pro aborto, pro “matrimonio” igualitario, eutanasia y otras aberraciones ya no deben ser promovidas desde el Estado ni toleradas desde los gobernados. Así comienza la degradación y el avasallamiento de la mente colectiva.

EditorialAbusos disfrazados de “derechos”

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