Recién celebramos el mes de la Patria cuando se cumplieron 203 años del día que, reunidos nuestros próceres, decidieron separarse de España y comenzaron a proclamar la llamada Unión de Provincias Unidas de Centro América.
La historia de la primera etapa nos aclara que el sabio José Cecilio del Valle, a pesar de que él redactó el acta que suscribieron los presentes, dejó claro en presencia de todos los asistentes e invitados que la región no estaba todavía preparada para lograr tan grande ideal.
Mucha razón tuvo el Sabio, quien después tuvo que viajar a México a liberar otra lucha separatista hasta conseguir en el año 1983 la verdadera separación del imperio de Iturbifr.
No podemos olvidar las gestas independentistas de los países centroamericanos, entre ellos la de nuestro Francisco Morazán, cuyo nombre es recordado como el gran centroamericano que dio su boda por los ideales que defendía.
Al haberse celebrado el inicio de otro siglo, pareciera que poco o nada se ha logrado. Instituciones como el Parlacen, el SICA, la Unión Aduanera, las organizaciones comerciales, Congresos de cada país que conforman ahora la región, incluyendo Panamá y los agregados como los países antillanos.
Es importante señalar que Honduras también afirma de organizaciones nivel mundial con muchos países o pueblos del mundo. Cosa distinta es que a lentitud en que suponían funcionaran los ideales de unidad entre nuestros países, nos encuentran ahora con una separación.
Por ejemplo, entre las derechas y las izquierdas o de otro modo, los demócratas con los republicanos, estos últimos influenciados por Estados Unidos. Guatemala con un gobierno recién estrenado, del que sacaremos opiniones de toda clase, pero adelantado en producción agrícola e industrial.
El Salvador en cambio con su autocracia impuesta por su presidente Nayib Bukele, admirado por unos, pero criticado por los que defienden los derechos humanos.
Nicaragua, gobierno tirado a la izquierda con el matrimonio Ortega, lleno de abuso hacia la libertad de prensa y de religión.
Costa Rica, trabajando y guardando ideales progresistas, no de unidad regional de la cual rehúye casi siempre.
Panamá, luchando con mantener la supremacía del Canal, y Honduras, con la pretensión de refundar cuando la mayoría del pueblo no acaba de entender cuál será su final.
Se nota que no había un plan preconcebido. Cada día se presentan problemas, hechos violentos, cambio e imposición de leyes que favorecen a unos y dañan a las mayorías, descuido de los programas de producción, de los manejos de las finanzas, del nombramiento de personas incapaces, de falta de atención de los programas de salud y educación, y mucho derroche en incrementos salariales, y nepotismo donde el gobierno central ha quedado en posesión de una misma familia.
De todas formas, no debemos de perder la esperanza en que mejores tiempos vendrán, cuando vengan gobiernos y ciudadanos que se comuniquen y se unan para trabajar todos en pro de los ideales de nuestros héroes. Todavía tenemos a suerte de ver campañas buenas como las que realizan fundaciones y proyectos muchas veces gratuitos.
A ellos, a todos los que hacen el bien común de toda la región, dedicamos el titular de nuestra columna de hoy. ¡A la Patria no se le pide, a la Patria se le ofrenda!