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miércoles, mayo 8, 2024

¿Y si lo dice otro… u otra?

En recientes declaraciones, el exguerrillero de izquierda y ahora presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo claramente que el dinero del narcotráfico se queda en Tegucigalpa. No hay que repreguntar nada, simplemente es su sentencia. La pregunta es si acaso eso lo hubiese dicho otra persona del cuerpo diplomático, para el caso la señora Dogu, embajadora de los Estados Unidos en Honduras. Ni siquiera habríamos esperado el amanecer cuando medio mundo estaría rasgándose las vestiduras por esa “seria acusación” y además se le invitaría a que presente pruebas.

Mencionamos a la señora Dogu por decir cualquier nombre que no esté en la línea de la manera de proceder del Gobierno, más bien cuando se ha manifestado que no se le hará reclamo alguno al señor Petro, simplemente que las cosas hasta ahí se queden, como si la afrenta no fuese de un tamaño colosal. Eso nos retrae al 2004 con el recuerdo claro de cuando el obispo auxiliar de la Diócesis de San Pedro Sula, monseñor Rómulo Emiliani dijo que Honduras estaba en peligro de “colombianizarse”. Estas declaraciones despertaron las reacciones de aquellos ultranacionalistas hasta en los medios de comunicación. Le cayó de todo al padrecito solo por haber tenido la hombría de denunciar lo que Honduras habría de sufrir en los años venideros y cuánta razón tenía, nadie le hizo caso y ahora estamos quizá reeditando los fenómenos sociales violentos de aquel bonito país, pero en Honduras.

Desde aquellos entonces hasta el sol de hoy ha corrido, mucha, demasiada sangre por permitir entronizar al crimen transnacional, sin embargo, se hace la lucha con lo que se tiene. No se puede echar a todos en el mismo saco. Pero lo que aquí prima es esa tibia respuesta ya que lo manifestado por Gustavo Petro no fueron las ramas que se menearon para bajar mangos, fue una acusación seria que tiene implicaciones más allá de las que pueda imaginar ya que lo ha dicho un presidente electo democráticamente y en funciones, contra un Estado como Honduras, donde deja establecida una especie de lavado de manos y decir “eso no es con los colombianos”.

¿Será hipocresía diplomática de la izquierda recalcitrante o diplomacia mal entendida?, ¿o se lo dijo a Juan para que lo escuche Pedro? Nos deja atónitos todo eso donde el Estado de Honduras dejará pasar ese hecho, ya que la agenda deberá cumplirse, tal como ya lo dijo el asesor y esposo de la presidente, que solo se está esperando el momento para promover la Asamblea Nacional Constituyente.

Esas son las cosas que distraen a un pueblo que lo que más necesita es hablar sobre desarrollo, productividad, empleo, bienestar, nuevos proyectos, nuevas inversiones, precios accesibles de comida y medicamentos. De eso es que necesitamos dialogar, las cosas políticas, mientras estén los mismos de siempre, jamás saldremos adelante. Lo que dijo Petro es muy grave, y aún más grave es no responder y exigir una rectificación hasta con una sonrisita nerviosa. “No se preocupe señor, aquí no ha pasado nada”.

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