21.1 C
Honduras
sábado, mayo 4, 2024

Vagando por ahí

La cuenta final ha empezado, el año está terminando, parece que se fue demasiado rápido, pero no tanto como el aguinaldo, que no resistió ni el primer ataque de todos los compromisos adquiridos.

Quizá sería conveniente revisar todos los propósitos que nos hicimos por estas fechas el año pasado y ver cuáles no logramos cumplir.

Estoy seguro que la mayoría de aquellos se prometieron perder peso y no lo lograron, como tampoco los que decidieron entrar a un gimnasio se mantuvieron en él más que un par de semanas. Nadie dejó de fumar, tampoco bajaron el consumo de alcohol.

Los estudiantes que pasaron de raspada de pecho el año tampoco mejoraron este año, creo que muchos van de nuevo a las “olimpiadas”, al fin y al cabo, así hicieron el año pasado y les funcionó, ¿cierto?

Tampoco mejoramos el contacto con aquellos familiares distantes, de nuevo se nos olvidaron algunos cumpleaños y las disculpas por felicitaciones tardías fueron las mismas de años anteriores.

No quiero presumir de nada, todo lo que he mencionado me pasa a mí también, el cambio de año nunca ha logrado que yo mantenga mis propósitos. Qué le voy a hacer, así es como soy, así es como somos.

Una cana nueva por aquí, otra arruguita por allá, un par de libras más -cambios forzados por la naturaleza- pero en el fondo seguimos siendo los mismos.

Llenos de los mismos ideales juveniles, con la misma decisión de otros tiempos, seguimos posponiendo año con año las cosas que podemos posponer, al final de cuentas -igual que a esos estudiantes de las “olimpiadas” – las cosas siguen funcionando mal, ¿no es cierto?

¿Verdad que no leyó esos libros que mentalmente apuntó en una lista?, la que yo llamo la de “nunca jamás”; yo lo hice apenas en parte, sigo retrasado libro y medio con los propósitos del año que termina.

Igual que la mayoría de nosotros, tampoco el país o el mundo cumplieron sus propósitos.

En lo internacional, los conflictos militares, el terrorismo, la subida de los precios, el abuso de algunos gobernantes, la estupidez de otros, todo sigue siendo igual.

El clima se continúa deteriorando por más reuniones de altos dirigentes para tratar el tema, por más que se promocionen los autos eléctricos y se prometan reducir el consumo de carbón y petróleo, la cosa sigue igual -o peor-.

Todos aquellos, en esos países, cercanos o distantes, que esperaban que las cosas cambiarían en el año que termina, se quedaron esperando… quizá el próximo, ¿verdad?

Cierto que en El Salvador le pusieron un freno a la delincuencia, ¡bien por ellos!

Una perla en el desierto. Hablando de desiertos, en Medio Oriente continúa el mismo pleito de miles de años, lo único nuevo son las víctimas, nuevos muertos en el viejo conflicto.

En lo nacional, de verdad ¿cambiamos -para mejorar-  algo este año?

Yo sigo viendo los mismos viejos baches en las calles y en la administración pública.

Los hospitales carentes de medicinas, gente que no tiene nada que ver tomándose edificios buscando obtener a la fuerza lo que quieren, aunque no tengan derecho.

Pero así ha sido siempre, ¿no es cierto?

¿Qué año nuevo nos ha traído un avance en algo?

Las tomas de carreteras, con diferentes pretextos, siempre se han producido.

Los abusos de los gobernantes, los actos de nepotismo, corrupción y robo descarado son iguales, no hay nada que cambie con el año.

La lucha por el poder sigue igual, esta vez la oposición son los que antes estaban en el poder.

Pero no hay cambio, sólo de nombres.

Algunos, como Fouché -el genio tenebroso- siguen controlando los hilos en algunos lugares, escondidos, agazapados mantienen su influencia sin salir demasiado a la luz pública, igual que siempre.

¿Sueno desesperanzador?

¡Siempre he sido igual! Tampoco en eso he cambiado.

Algunos ya no están, se fueron a lo largo del año, muchos otros han venido en todas partes, gente que ocupará sus lugares y que jamás conoceremos.

Los nuevos políticos, inventores, millonarios, mozos y sirvientes, astronautas y vagabundos, los que tomarán el mundo en sus manos dentro de algunos años están ahora aprendiendo a caminar, a hablar, apenas están conociendo el alfabeto, ¿qué seremos para ellos?

Totales desconocidos, al igual que ellos son para nosotros.

Hay un ejercicio que puede ser interesante (aunque quizá algo macabro).

Cualquiera de estas tardes que no tenga mucho que hacer, visite un cementerio (de los que tienen vigilancia, para que no lo asalten) y lea los nombres en las tumbas, a ver a cuántos conoce.

Gente olvidada del mundo, quizá ni recordada por viejos parientes.

Este año, todos los años, son iguales, excepto por esas canas y arrugas que mencioné.

[email protected]

Artículo anterior
Artículo siguiente
- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: