¿Estaría dispuesto a sonreír frecuentemente si le dicen que una sonrisa genuina es gratis? Claro eso ya lo sabe, pero si le dijeran que una sonrisa proporciona al cerebro tanto placer como 2,000 barras de chocolate o 20,000 dólares ¿Lo intentaría ahora mismo? Creo que, para muchos de nosotros, sería un buen aliciente, sin embargo, si alguien, aun sabiéndolo, decide no sonreír, podría ser un caso perdido, estaríamos frente a una persona que quizás considera que este gesto es un acto de debilidad o le urge una risoterapia
Hay estudios científicos que respaldan que sonreír estimula los mecanismos de recompensa de nuestro cerebro. Mediante un escáner cerebral y monitoreando el ritmo cardiaco, investigadores en el Reino Unido en colaboración con Hewlett-Packard Development Company encontraron que una sonrisa puede causar tanto placer que equivale a 2,000 barras de chocolate. Sin embargo, se ocupan alrededor de 16 mil libras esterlinas para lograr esta misma respuesta, definitivamente mucho dinero. O sea que, si usted decide vender una sonrisa, cada una podría costar 20 mil dólares estadounidense, una gran ganancia que solo requiere que invierta un poco de su tiempo administrando sus emociones adecuadamente.
Si observamos nuestro entorno, sonreír es algo innato en los seres humanos, según estudios, un niño sonríe 400 veces al día. Los recién nacidos lo hacen de manera espontánea, los niños y niñas igualmente tienden a sonreír con mucha frecuencia, pero parece que poco a poco en la medida que crece, la amargura que abunda en el entorno va ocupando el lugar de la carita feliz por un ceño fruncido, ya listo para desaprobar a los demás, para ver de menos a los otros o para ser víctimas de las circunstancias.
Una sonrisa genuina, de esas que surgen cuando una persona busca ver lo mejor en cada situación y en cada persona, puede ser muy contagiosa. Puede hacer una gran diferencia sin mediar palabras, transmitir un mensaje de amabilidad, respeto y amistad hacia el prójimo. En situaciones tensas o conflictivas, una sonrisa puede actuar como un desarmador emocional, puede suavizar las barreras defensivas que a menudo levantamos en momentos de confrontación y ayudar a abrir un canal de comunicación más efectivo. Cuando sonreímos, mostramos nuestra disposición a resolver conflictos de manera pacífica y constructiva.
Si hemos perdido la capacidad de sonreír, debemos hacernos un autoanálisis y preguntarnos ¿qué me pasó?, ¿en qué momento permití que mi sonrisa fuera borrada de mi rostro?, ¿por qué tan serio y amargado?, ¿por qué dejé de regalar sonrisas genuinas? Los beneficios de sonreír nos pueden ahorrar mucho dinero en terapias y medicamentos, este gesto ayuda a liberar endorfinas y serotoninas, lo que se traduce en un sentimiento de felicidad.
¿Sabía usted que desde el año 1999 se promueve celebrar el primer viernes de octubre el Día Mundial de la Sonrisa?, la idea fue del artista gráfico estadounidense Harvey Ball creador de la reconocida Smiley Face (carita feliz) en 1963 y ahora la vemos en los “emoji” en las redes sociales. A través de la fundación que lleva su nombre, se promueve esta celebración a nivel mundial. Uno de los eslóganes que han utilizado en esta celebración: “Haz un acto de bondad. ¡Ayuda a una persona a sonreír!”
La Madre María Teresa de Calcuta popularizó esta cita: “La paz comienza con una sonrisa”. Ella trabajó con los más pobres de los pobres en la India, conocía de primera mano lo que era la miseria, la enfermedad, el abandono, la falta de amor al prójimo, pero estaba segura que una sonrisa era una forma de generar confianza, romper barreras y devolver la dignidad a millones de personas marginadas por su condición social.
Inculcar desde la niñez la importancia de encontrar la belleza en pequeñas cosas de la vida, en mantener una actitud optimista, equipada con mucha resiliencia, permite desarrollar un súper poder para enfrentar los desafíos con determinación y esperanza. En nuestro país podría promoverse el Día Mundial de la Sonrisa, que sería muy beneficiosa para la salud mental de todos los hondureños.
