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miércoles, septiembre 11, 2024

Tasas de interés

En el ámbito de la política monetaria global, las decisiones tomadas por los principales bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), repercuten más allá de las fronteras nacionales, afectando tanto a economías desarrolladas como a aquellas en desarrollo.

Recientemente, la Fed señaló un cambio de rumbo en su política de tasas de interés, orientándose hacia una reducción para evitar una recesión inminente.

Esto contrasta con la realidad en países como Honduras, donde las tasas de interés permanecen elevadas, exacerbando desafíos económicos que limitan el crecimiento y el desarrollo. Hace pocos días, en el marco de una reunión de banqueros centrales del mundo celebrada en Jackson Hole, Wyoming, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, expresó que “ha llegado el momento” de iniciar un ciclo de reducción de tasas de interés.

Este movimiento marca un cambio significativo en la política monetaria de Estados Unidos, que durante los últimos dos años y medio había enfocado sus esfuerzos en controlar la inflación, una tarea urgente ante el aumento de precios causado por la pandemia y la crisis energética global. Powell señaló que la inflación, que en julio de 2024 fue del 2.9 %, está bajo control, y que ahora la Fed se enfocará en el empleo y el crecimiento económico.

La tasa de desempleo en Estados Unidos se ha elevado al 4.3 %, y la revisión a la baja en la creación de empleo (con 800,000 puestos de trabajo menos de lo estimado inicialmente) ha generado preocupación.

En este contexto, la Fed busca evitar un mayor enfriamiento del mercado laboral y una posible recesión mediante la reducción de las tasas de interés. Mientras Estados Unidos se encamina hacia una política de tasas de interés más bajas, la situación en Honduras es radicalmente diferente.

Las tasas de interés en Honduras se mantienen altas, lo que refleja un entorno económico caracterizado por la lucha contra la inflación, pero también por una serie de problemas estructurales que dificultan la reducción de estas tasas. Asimismo, con el reciente incremento de la Tasa de Política Monetaria, se prevé que las tasas podrían subir aún más, lo que irremediablemente complicará el acceso de préstamos de los usuarios financieros.

Las altas tasas de interés en Honduras encarecen el costo del crédito, lo que limita el acceso a financiamiento tanto para individuos como para empresas. Esto es especialmente problemático para las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), que representan una parte significativa de nuestro tejido económico y que dependen del acceso al crédito para financiar sus operaciones y crecimiento.

Esto frena la expansión empresarial y la creación de empleo, restringiendo así el crecimiento económico del país. Además, las altas tasas de interés tienen un impacto directo en el consumo. Con un crédito más caro, los consumidores son menos propensos a endeudarse para adquirir bienes duraderos, como viviendas o vehículos, lo que a su vez afecta a sectores clave de la economía.

La reducción del consumo interno se traduce en una menor demanda agregada, lo que puede llevar a un estancamiento económico si no se aborda adecuadamente. El contraste entre las decisiones de política monetaria en Estados Unidos y Honduras es evidente y refleja las diferentes realidades económicas que enfrentan ambos países.

Mientras que Estados Unidos, con una economía más robusta y diversificada, puede permitirse un enfoque más flexible y orientado al crecimiento, Honduras se enfrenta a la difícil tarea de equilibrar la necesidad de controlar la inflación con el imperativo de fomentar el desarrollo económico. La decisión de la Fed de reducir las tasas de interés tendrá implicaciones globales, incluida la apreciación de otras monedas frente al dólar.

Para países como Honduras, que dependen en gran medida de remesas y exportaciones, un dólar más débil puede tener efectos mixtos. Por un lado, podría significar una menor competitividad de las exportaciones hondureñas, pero por otro, podría aliviar la carga de la deuda externa en dólares, mejorando la balanza de pagos.

Una política monetaria más flexible, que permita la reducción gradual de las tasas de interés, podría estimular el crecimiento económico al facilitar el acceso al crédito y aumentar la inversión. Sin embargo, esto debe ir acompañado de medidas que fortalezcan la confianza en la economía, como mejor gobernanza, lucha contra la corrupción y un entorno más amigable a los negocios.

Para beneficiarnos de un entorno global con tasas de interés más bajas, se deben implementar reformas estructurales que aborden las causas subyacentes de las altas tasas de interés internas, incluyendo mayor estabilidad macroeconómica, fortalecer el sistema financiero y reducir la percepción de riesgo asociado con el crédito en el país. También requiere de un Banco Central independiente de influencias políticas e ideológicas.

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