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jueves, septiembre 12, 2024

¿En los cuernos?

El Congreso debatía si citar al presidente del gobierno español a dar explicaciones sobre “el fraude electoral” en Venezuela. Si bien ese sería el tema de interés iberoamericano, a la oposición lo que de momento importa es escudriñar sobre ¿cómo un prófugo de la justicia ingresó a España y pudo “pasearse por Barcelona”, incluso celebrar un acto público, arengar a una multitud, sin ser detenido? Y acto seguido, fugarse del país, regresar a Waterloo, a vista y paciencia de las autoridades policiales y de los retenes migratorios.

El protagonista de esa proeza es Carles Puigdemont. Solo que no es esta la primera vez que sale subrepticiamente del país evadiendo la justicia. El mago catalán, experto en escapatorias, sería una especie de reencarnación de Erik Weisz, el ilusionista y escapista austrohúngaro, más conocido como Houdini.

Mucho antes protagonizó su primera fuga, eludiendo la acción de la Justicia tras el “procés”. Acusado de “desobediencia y malversación por haber organizado un referendo ilegal y haber participado en la declaración unilateral de independencia de Cataluña en octubre del 2017”. En aquella ocasión, también, en un operativo telaraña, salió del garaje de su casa en el automóvil de su señora y luego de hacer el cambio de vehículos, huyó en la parte trasera de otro automóvil a Bélgica.

Ahora que los Mossos d’Esquadra suspendieron de empleo y sueldo de forma cautelar a los agentes detenidos por auxiliar en la fuga, uno de ellos –según el informe recabado– resulta “ser el propietario del vehículo con el que Puigdemont huyó”. En su defensa alega “que prestó el coche a una amiga en silla de ruedas, que era la mujer que conducía”, cuando el expresidente logró huir sin ser detenido. Sobre el dispositivo fallido de detención, los Mossos admiten que la “maniobra de distracción” del expresidente catalán – en un movimiento que “escapa a toda lógica racional o política”– les sumió en una situación “de confusión e incertidumbre que le impidió detenerle”.

Para burlar a la policía, “Puigdemont se valió de técnicas como usar un sombrero de paja similar al de otras personas presentes en el acto, además de gozar de la protección de “un muro humano” de correligionarios que habrían impedido a los agentes aprehenderlo”. Reside en Bélgica, “un país que ha mostrado resistencia a las solicitudes de extradición de España”.

“Los tribunales belgas, en varias ocasiones, han rechazado las órdenes de detención europeas emitidas por el Tribunal Supremo español, citando cuestiones de procedimiento, derechos humanos y la falta de garantías legales suficientes para un juicio justo en España”.

“Como miembro del Parlamento Europeo, Puigdemont gozó inicialmente de inmunidad parlamentaria, lo que le brindó cierta protección contra la detención y extradición”. “Aunque el Parlamento Europeo votó en marzo de 2021 para levantar su inmunidad, Puigdemont apeló esta decisión ante el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) que suspendió temporalmente el levantamiento de su inmunidad, otorgándole nuevamente cierta protección mientras se resuelve el caso de fondo”.

(Sin embargo –tercia el Sisimite– sus habilidades no se circunscriben a la fuga anterior ni a este recién escandaloso episodio. Es un astuto negociador. -Te referías –interviene Winston– ¿a que, dando y dando, pudo negociar –con los poquísimos pero decisorios votos de su formación política en el parlamento– la investidura del actual inquilino de la Moncloa a cambio de una ley de amnistía? – Así es –vuelve el Sisimite– “la propuesta de amnistía fue una oferta realizada durante las negociaciones para obtener el apoyo de los partidos independentistas catalanes, particularmente Junts per Catalunya, y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), para que Sánchez pudiera formar gobierno tras las elecciones generales de 2023”. -Solo que –ironiza Winston– en esa negociación no se supo cuál fue más lana. Si el que la pidió, facilitando los votos, o quien la mandó como iniciativa, a sabiendas que estaba en los cuernos de la luna. “Los cuestionamientos sobre constitucionalidad, por contravenir la legalidad vigente y la Constitución Española, que establece la indisoluble unidad de la nación española. Su aprobación no solo depende de una mayoría política en el Parlamento, sino también de superar posibles desafíos legales que puedan ser planteados ante el Tribunal Constitucional”).

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