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jueves, mayo 16, 2024

Soltó la sopa

La presidente ya dijo por qué es que están guardándose todo el dinero de los ministerios e instituciones gubernamentales los cuales, en general, no llegan ni al 60% de ejecución de sus respectivos presupuestos.

Ya soltó a sopa de por qué la urgencia de andarse metiendo en instituciones financieras internacionales alejadas del dominio gringo o de las potencias europeas, para pedir dinero prestado.

Doña Iris Xiomara Castro Sarmiento ya confirmó lo que todos sabíamos y temíamos. No era si sucedería o no, sino cuándo y cómo: la constituyente.

Yo he pasado defendiéndola este año 8 meses, a pesar que siempre insistí que no votaran por ella, porque sabía (como casi todo el mundo) que quien gobernaría sería su esposo. Pero la defendí (ya estando ella en la Presidencia) porque, siendo mujer, podría haber hecho un gran gobierno, siempre y cuando mandara a su esposo fuera del país. Ambas expectativas han sido frustradas.

Por cierto, haciendo un largo paréntesis, en mi programa Nada Personal, yo recibí muchas críticas e insultos por afirmar eso: que no sería ella la que gobernaría, que era un caballo de Troya, un títere de su nefasto esposo. Y lo decía, lo digo y lo seguiré diciendo porque ella nunca aparecía en televisión, en radio, en alguna entrevista en la prensa escrita. No sabíamos nada de su pensamiento político, su proyecto de vida en el escenario público, cuáles eran sus fundamentos filosóficos, sus bases ideológicas, nada, absolutamente nada. Entre elección y elección, de las tres en las que la metió a la fuerza su consorte, ella desaparecía. No se le veía por ningún lado, a excepción de las veces que acompañaba a su pareja o alguna manifestación en la que también la gasearon.

¿Qué tipo de política era? De ninguna clase. No pertenecía a una organización, a un gremio, no realizó obras a favor de ninguna comunidad, no se suscribía a una teoría política específica la cual explicara y defendiera, o sea, la menor de las candidatas a diputadas tenía más presencia que ella, en cualquiera de esos 12 famosos años que estuvieron en la llanura. ¿Qué clase de presidente sería? Pues bien, la respuesta está a la vista y es por más que evidente: una caja de resonancia del marido.

Ya es imposible seguir defendiéndola.

Cuando el glorioso golpe de Estado del 2009 sacó a José Manuel Zelaya Rosales de su casa y lo mandó a Costa Rica, librándonos de la terrible y espantosa amenaza de convertirnos en el más sumiso de los países a los pies del loco destructor y megalómano del finado Hugo Chávez Frías, yo lo disfruté, me sentí tan feliz de no tener que seguir viendo las payasadas del bigotudo manejando un tráiler, vestido de buzo, comiendo un melón ante las cámaras de CNN, cantando con los Tigres del Norte y cuanta locura se le metiera en su cabeza. Le di gracias a la vida, pero nunca, ni en mis peores pesadillas pensé que lo tendríamos que volver a soportar, y mucho menos, que tendríamos que vivir nuevamente con el terror de que nos quieran convertir en una aldea destartalada dominada, no por el socialismo democrático, que ellos ni siquiera saben qué es eso, sino convertir a Honduras en una hacienda personal en la cual todo, absolutamente todo, se mueva a la voluntad de su loquísima majestad, El Olanchano.

¡Claro que estoy sufriendo! Así como muchísimos hondureños demócratas, que amamos la libertad, que odiamos los tiranos. Claro que sufro con cada locura, cada tuit de sus sumisos adláteres que también son cajas de resonancia y no ejercen su cargo porque pasan metidos en las redes esparciendo odio, mentiras y tonteras. Ahora sufro, en verdad, porque ya la presidente anunció que van otra vez con la Cuarta Urna, solo que ahora le llaman consulta popular, pero es la misma mica con distinta cola.

La titular del Poder Ejecutivo, siguiendo los mandatos de su díscolo esposo, nos va a meter en un pleito entre hondureños, va a crear una inestabilidad que no necesitamos siendo un país tan pobre y que necesita trabajar con base a un plan bien definido para generar empleos. Habrá manifestaciones, tomas de carreteras, van a sacar a los empleados públicos de sus trabajos para andar apoyando marchas, concentraciones. Con el “billetal” que van a sacar de las arcas del Estado, así como hizo el amnistiado Enrique Flores Lanza, para con lo de la Cuarta Urna, así sacarán nuestro dinero en carretillas. Millones de lempiras para andar comprando voluntades, regalando bolsas solidarias, dando gorras, camisetas con la leyenda “yo sí apoyo la consulta popular”.

El país se detendrá, o al menos caminará lento, casi llegando a un estado catatónico y, por cierto, quedará más endeudado.

Otra vez, una vez más, y por culpa de José Manuel Zelaya Rosales y con la venia y sumisión de la presidente, nos meterán en un estado se zozobra. ¿Qué estamos pagando para que nos pasen todas estas cosas?

Cuando la Inteligencia Artificial está mandando en el mundo, cuando hay vehículos en carreteras sin conductores, cuando se está planeado colonizar Marte, acá estamos aún en el siglo pasado o antepasado: en miserables luchas de poder.

¡Familia Zelaya! Si tanto aman ese socialismo inventado que solo en sus mentes enfermas tiene forma: ¿por qué no se van a vivir todos a Cuba, Venezuela o Nicaragua y nos dejan en paz?

Pero los verdaderos demócratas no nos vamos a dejar. Con el derecho que nos da la Constitución, con esa misma arma, vamos a luchar para que no gane la locura desenfrenada de su triste patriarca.

Tal y como dice nuestro glorioso Himno Nacional: “Serán muchos, Honduras, tus muertos, pero todos caerán con honor”. ¡Viva la Libertad, carajo!

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