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jueves, mayo 16, 2024

SIN VENDAS: Las luces que se los llevó

Jesús Pavón

Sí, dijo doña Lala, dándose la vuelta mientras le untaba sus famosos frijoles fritos a la baleada, no tanto como antes, como ella dice, para que rindan, pero igual de ricos, por la crisis confirmo una vez.

El problema, dijo, poniendo la mantequilla rala y buscando el huevo frito, es que aparte del virus mentado ese, todos aquí padecemos de pobreza crónica, no hay mucho dónde hacer, los que trabajamos cada día lo vemos cuesta arriba, cada día hay menos pisto y los sueldos son como mi paciencia, casi no dura cuando hay.

Ese es el problema, como no hay pisto hay que ver cómo conseguirlo, los decentes trabajamos, aunque nos duela el lomo y los que lo son menos, pues, ya sabe usted cómo vamos, dijo riéndose. Mire, por ejemplo, hoy en un periódico sacaron las fotos de varios finados, todos ellos jóvenes, todos ellos futuros fuertes, corazones vigorosos, esperanzas y metas, que ya no serán, todo cortado de golpe, todo ahora solo recuerdos.

Es una barbaridad, a esos jóvenes les reventó en la cara sabe Dios cuántos cohetes y morteros, pobres almas. Supongo que todos trabajando, buscando el pan, la comida de ellos y sus familias, trabajando en medio de un infierno en ciernes, solo se ocupa una chispita para ver el cachudo, como si usted todos los días llegara a trabajar en eso y le tocaran la puerta y para estos pobres les abrió esta vez…

Ese es el problema, joven, me dijo, la necesidad nos lleva a trabajar, míreme a mí, por ejemplo, me duele todo, los huesos me muerden desde que me levanto hasta que cierro los ojos, no he ido al médico porque no ajusta, me conformo con tecitos y otros chunches y ni digamos la llamadera perra de los cobras que ni orinar lo dejan a uno, el hambre es perra decía mi abuelita, me confirmó riéndose.

Pero ¿qué le vamos a hacer, vaa? No se le ve pata, cola o cabeza a esto, como que seguiremos siendo lo que somos, viviendo como hemos vivido y aguantando como hemos aguantado, solo que un poquito más, viendo cómo nos vamos al carajo.

Mientras me comía mi baleada , pensé en las fotos de los finados, no había determinado en eso, solo otras fotos más en la procesión de finados diarios, casi todos jóvenes, casi todos futuros cortados, esa procesión tan grande y tan diaria que lamentablemente ya nos acostumbramos, mi Honduras se desangra, pensé mientras tomaba mi café, mi Honduras se desangra, sean matados en vendettas o ajustes, accidentes o sin resolver, casi siempre es sangre joven, como esos muchachos que se los llevó las luces que preparaban.

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