El 5 de junio pasado se estrenó la serie biográfica de Chespirito en una de estas plataformas digitales que tan en boga están. En lo personal la esperaba “como agua de mayo” porque don Roberto Gómez Bolaños es una celebridad de esas a las que más he estudiado, seguido y admirado, desde que tengo uso de razón.
Mi super héroe favorito, por ejemplo, es el Chapulín Colorado. Porque como su mismo autor asegurara, es muy de valorar el hecho de que se enfrentara al peligro aun sintiendo miedo, algo que, por otro lado, lo hace ver muy humano.
También estoy de acuerdo con lo que dice Pablo Cruz Guerrero protagonista de la serie; el chapulín nos representa a todos los latinoamericanos que aun sintiéndonos torpes, inseguros o en desventaja con respecto a otras culturas, nos mantenemos con la frente levantada y continuamos.
Para Abraham Maslow psicólogo humanista creador de la famosa pirámide de la jerarquía de las necesidades, una persona alcanza la cúspide de esa pirámide cuando alcanza la autorrealización, algo muy difícil (aunque no imposible) de lograr por la complejidad que implican cada uno de los peldaños a subir hasta lograrlo.
Se trata de trabajar arduamente y a diario para cubrir necesidades básicas primero, luego necesidades de seguridad, para continuar cubriendo las necesidades de afiliación, luego las de reconocimiento para llegar finalmente a la cima.
Es tan complejo que Maslow, luego de una investigación de varios años en una universidad de Nueva York, en la que estaban incluidos todos (tres mil personas aproximadamente); estudiantes, personal administrativo, catedráticos, empleados en todos los sectores de la universidad y hasta el rector.
Entre todos ellos Maslow encontró un tanto solo autorrealizado según su pirámide, tan solo uno. La autorrealización tiene que ver entre otras muchas otras cosas, con estar centrado en la realidad, en la falta de prejuicios, en la habilidad para resolver problemas, en ser creativos, en aceptar los hechos tal cual son, en ser espontáneos, en ser autónomos, se trata de alguien que no sucumbe a la presión social etc. Y bueno, solo subiendo cada escalón de la pirámide de manera firme, es como se loga llegar allá arriba.
Pues luego de como dije, haber estudiado al señor Gómez Bolaños durante tantos años, haber leído tanto sobre él, visto y guardado en mi computadora tantas entrevistas, biografías que canales muy prestigiosos como BIO hicieron sobre él en décadas pasadas, haber visto tantas y tantas veces sus programas y películas, llegué a la conclusión de que él es precisamente, uno de esos autorrealizados que tan difíciles son de hallar.
Pero, sobre todo, estoy convencida de algo más importante sobre él, de que además de ser un genio, era una buena persona. El darme cuenta de que esta serie biográfica de la que hablo al principio (Sin querer queriendo) está basada en el libro autobiográfico del mismo nombre, me hizo querer verla hasta el final (vi el primer episodio y estuve encantada por todo) ya que leí ese libro (dos veces) lo he prestado en algunas ocasiones, con mucho miedo de que no regrese, pero ha regresado.
Theodor Fontane decía que los libros tienen su propio orgullo y que por lo tanto cuando uno los presta, ya no vuelven. Pero éste es tan humilde (como lo era su propio autor) que ha vuelto a mí, siempre. Total, que el hecho de saber que la serie está basada en este libro y producida entre otras cosas más, por Roberto Gómez Fernández, hijo del protagonista de la historia, puede hacernos ver que todo lo que se contará ahí, tiene bases sólidas. La recomiendo mucho, por cierto.
Si prestamos atención a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que en algún momento alguien dirá alguna de las famosas frases de Chespirito, o tal vez nosotros mismos, ya que han llegado a formar parte de nuestro vocabulario, de nuestro diario vivir.
Hace algún tiempo cuando me tocó escuchar a un guardia de seguridad decirle a alguien “calma, calma que no panda el cúnico” y ver como la persona no tuvo más remedio que tomarlo por el lado amable, me di cuenta de que ha pasado ya una década desde que don Roberto nos dejara pero que su legado se quedó para siempre. Y bueno, supongo que…la idea es esa.