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Honduras
domingo, septiembre 8, 2024

RESILIENCIA

Por: Óscar Castro Nazar.

La resiliencia o entereza es la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas, se puede encontrar como definición en Wikipedia. Es interesante tratar de buscar escenarios donde ponemos a prueba esa capacidad; la verdad es que no es tan difícil, pues basta detenerse en las calles de nuestras ciudades, ver a un hombre sosteniendo a su hijo en brazos vendiendo chucherías y tener la fuerza de decirte “Dios te bendiga” cuando le compras algo. Y que decir cuando te encuentras a una pequeña familia vestida de gala para salir a cantar juntos con una hermosa sonrisa y tratar de conseguir para la comida del día.

Muchas veces pensamos que aspectos como esta adaptación a momentos difíciles solo podrían encontrarse en escenarios empresariales, en medio de tensas situaciones políticas internas o tratar de salvarnos en el medio de un desastre natural. La verdad es que la encontramos en el rostro de cada persona humilde que sale a las calles a buscar una forma honesta y digna de ganarse la vida, en lugar de delinquir. Ellos nos demuestran día con día que es posible continuar en medio del dolor y la dificultad y encontrar un poco de gozo. Esas personas representan un extracto de la sociedad que históricamente ha estado olvidada por la clase política pero que decidió no rendirse y están agradecidos con Dios por todo lo que les da.

Son esas personas que, pareciendo que no tienen esperanza, son capaces de dársela a quienes estando en condiciones menos malas que ellos, y que, pese a que están mejor, no valoran lo que tienen y tiran la toalla antes de tiempo. Y es que si de resistir hablamos, solo hay que pensar en todas las personas que salen a buscar empleo a diario y no encuentran; en aquellas madres que son también padres y que laboran superando sus capacidades naturales para darle a los suyos lo que pueden; a los hombres que hacen lo necesario, trabajando hasta el cansancio para que su familia pueda tener acceso a un sistema razonablemente bueno de salud, uno que, ya de por sí, está completamente deteriorado por las incontables promesas incumplidas de los gobiernos de turno. Eso que hacen todos los días esas personas, no es otra cosa que el ejemplo más real y duro de resiliencia.

Es relevante entonces preguntarnos, ¿cómo debemos responder ante situaciones complicadas que demandan de lo mejor de nosotros?, ¿cómo podemos contribuir a construir una sociedad más justa y equitativa?, ¿cómo podemos asegurarnos de hacer lo que tengamos que hacer para luchar por nuestros sueños y anhelos? Seguro que algunas de esas respuestas tomen algo de tiempo responderlas, pero lo cierto es que depende exclusivamente de nosotros darle forma a nuestro futuro y tomar conciencia absoluta de ello. Una conciencia que debería ser mucho más aprehensiva con el prójimo en especial con los que menos tienen.

Si por alguna vez en la vida, nuestros gobernantes pensaran un poco en la gran mayoría de sus gobernados, seguro que siempre será posible encontrar la forma de que el gobierno pueda gastar menos en cosas innecesarias e invertir más en su gente, de hacer más y hablar menos, de cumplir con lo que prometen y hacer un verdadero esfuerzo para potenciar el desarrollo individual y colectivo de la población.

Los hondureños nos hemos vuelto más resilientes que nunca y hemos aceptado estoicamente muchas de las situaciones incorrectas de nuestras autoridades y hemos venido dándoles la oportunidad de corregir, tenemos aún la convicción de que Honduras se merece mucho más que pactos de impunidad, intenciones de continuismo, peleas ideológicas que no nos llevan a ninguna parte y circos mediáticos políticos que no nos hacen avanzar. Es tiempo que nos propongamos trabajar por todos y dar prioridad a los más necesitados, es hora de dejar de poner excusas y dar soluciones, no podemos dilatar por mucho tiempo el inicio de la ruta a un país mejor.

No debemos nunca olvidar que el ser humano es capaz de superar la adversidad gracias a la acción de Dios que hace nuevas todas las cosas, que sana desde adentro y nos restaura todos los días para ser mejores. Entonces, seamos fuertes y más resilientes, pero con la certidumbre de que está en nuestras manos cambiar el rumbo de nuestras vidas.

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