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jueves, mayo 16, 2024

¿QUÉ ESTAREMOS PAGANDO?

Un connotado periodista, muy bien informado y agudo en su crítica, tiene una frase muy suya: “¿Qué estaremos pagando?, pobre pueblo pobre”. La verdad que pareciera que nos hubieran caído todas las maldiciones en los últimos años.
Caímos del sartén a las brasas porque en los períodos anteriores, esos 12 años de los que tanta alharaca hablan los de Libre, si bien se conformó una dictadura “light” (pero al fin dictadura), también se redujo la violencia, se detuvo el deterioro económico, se estabilizó la moneda, la inflación estuvo controlada, teníamos buenas relaciones internacionales, en fin, estaban las bases para arrancar, ahora, en cambio, nos hemos hundido y vivimos en el constante y denigrante (patético) espectáculo de partidos arañándose por tonteras, cuando los temas realmente importantes del país están allí, marginados, olvidados. El país se hunde y es culpa del actual gobierno. No tienen una estrategia.
Llegaron impulsados por el odio y la sed de venganza, un revanchismo que es su estrella polar y se han atrincherado en ello y a más de año y medio de gobierno, siguen en pie de guerra.

Ese desprecio con el que responden a toda crítica es algo que no es digno de una autoridad quien debe, por antonomasia, manejar una conducta ejemplar pues está ante la mirada de toda la nación. No puede ni debe comportarse como matón de cantina, sino invitar al diálogo honesto y sesudo; a la discusión razonada de los temas en cuestión, ¡pero no!, a estos funcionarios poco les falta para sacar el machete y escupirlo.

Si eso fuera poco (que para nada es poco), recurren incesantemente a la mentira, a la exageración, a la distorsión de la realidad y de la historia. Recurren a comparaciones exageradas, que no encajan para nada ni en la verdad histórica ni en la realidad nacional.
Se llenan las bocas etiquetando a toda oposición de fascistas, cuando el fascismo de Mussolini, en su forma más cruda, son ellos, los de Libre, quienes lo están poniendo en práctica. Solo hay que ver ese vídeo en el cual salen amenazando con quitarles sus empleos a los que no asistieran a la marcha de ayer. Incluso incitan a los demás compañeros a que denuncien y señalen a quien no hubiese asistido a la movilización. Fascismo puro.

Ahora están con la cantaleta de un golpe de Estado, como si no supiéramos que en los países chavistas eso ha sido la tónica, la estrategia para después llamar a una constituyente. Lo triste es ver ahora ya arrastradas a las FF.AA. y a la Policía Nacional al discurso del partido de gobierno. ¡Oigan! Ni Juan Orlando Hernández fue capaz (y eso que era capaz de muchas cosas) de llegar a tanto.
Hablando de otra característica muy de Libre: ni entre ellos se quieren. Pasan mandándose mensajes por la red social X, que muestra que están divididos. El odio los domina de tal forma que no hay hermandad entre ellos.

Ahora bien, todo ese perfil psicológico de los que nos gobiernan desemboca en que, a la hora de realizar su trabajo para el cual han sido encomendados por la gracia del voto, gracias a la democracia que quieren destruir, sean unos incompetentes. Ninguna de las actuales autoridades ha hecho algo que sobresalga de tal manera que no le quede a uno más que reconocer que se está haciendo un buen trabajo. En ninguna de las carteras se ha hecho algo que sea realmente sobresaliente. Unas cuantas oficinas ha mejorado, como el RNP, pero pare de contar.

Y es de entenderse: hay demasiada incompetencia a nivel superior y ello porque, a la hora de escoger el titular de alguna cartera o dirección, ha primado la recompensa por pintar paredes, aguantar gaseadas, quemar llantas, incendiar negocios, y no llenar el perfil del puesto. ¿Qué estaremos pagando?

Sumándole a lo anterior: ¿cómo van a hacer de forma decente sus respectivos trabajos si solo pasan en esa “tiradera” (como dicen los reguetoneros) contra mundo y Raymundo? No entiendo a qué horas pueden ejercer sus funciones e implementar innovadores sistemas administrativos, si pasan con las narices metidas en las redes o en reuniones de partido o en los medios de comunicación. Así, de esa forma, para los intereses del país, se vuelven simple y sencillamente inútiles.

Ya para concluir, en anteriores entregas mencioné que José Manuel Zelaya Rosales era el mal en el país, el peor personaje que haya incursionado -y tenido tanta influencia- en la política nacional. La marcha de ayer no fue sino obra de su mente calenturienta que detuvo al país todo un día simplemente para dar muestras de fuerza a puras amenazas a los empleados públicos, haciendo exactamente lo que tanto criticaba de los nacionalistas.
Pero ahora debo agregar, sin el ánimo de faltarle el respeto a la presidente, que se ha vuelto su cómplice y ha manchado al país y a la administración pública, como en los países fascistas o comunistas, con los colores de su partido, y eso no debe pasar jamás. No puede mezclarse partido político y Poderes del Estado. No se debe, es malo, es pésimo, pero, mi estimada presidente, usted lo está permitiendo, usted se ha convertido en cómplice y eso en las urnas no lo olvidaremos.

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