A menudo, algunas personas experimentan momentos de transformación que pueden ser interpretados como un acto de renacimiento. Estos cambios suelen manifestarse a través de un nuevo corte de cabello, un cambio de es tilo etc. Sin embargo, lo que muchas veces se pasa por alto es que estos momentos de cambio frecuentemente ocurren tras experiencias de maltrato, infidelidades, separaciones, rechazo o crisis emocional.
El acto de cortarse el cabello o de adoptar un nuevo estilo puede simbolizar la liberación de viejas heridas y la búsqueda de un nuevo comienzo. Para muchas mujeres, el cabello es más que una mera cuestión estética; es una manifestación de identidad. Al tomar la decisión de transformarse, están afirmando su deseo de recuperar el control sobre su vida y su imagen. Este cambio a menudo está vinculado a situaciones difíciles que han vivido, lo que pone de relieve la conexión entre el bienestar emocional y el autocuidado físico.
Sin embargo, es importante cuestionar y lanzar la pregunta, ¿por qué muchas mujeres sienten que solo pueden permitirse estos actos de autocuidado tras una crisis? La sociedad a menudo empuja la narrativa de que el cuidado personal es una recompensa, es lo que debe venir después de haber enfrentado adversidades y aceptamos como natural esta afirmación. Esta percepción puede ser dañina y limitante, ya que sugiere que el bienestar y la autoestima dependen de experiencias negativas. La realidad es que el autocuidado debería ser una práctica constante, no un recurso para salir de una crisis, tu pelo no es un candado que sirva para cerrar nada. Adoptar una mentalidad de autocuidado implica reconocer que cada mujer merece sentirse bien consigo misma sin necesidad de haber atravesado una situación dolorosa. Fomentar hábitos de cuidado personal, como ir al estilista, practicar deporte, meditar, bajar de peso o simplemente dedicar tiempo a las cosas que les hacen felices, debería ser parte de la rutina semanal.
Esto no solo ayuda a fortalecer la autoestima, sino que también puede actuar como una forma preventiva de enfrentar crisis futuras. En lugar de ver el cambio físico como una respuesta a la adversidad, es fundamental promover la idea de que el autocuidado puede ser un acto genuino de amor hacia una misma. La belleza de este enfoque radica en que tu no necesitas estar ligado a momentos difíciles para poder hacer cambios en tu aspecto físico, intelecto y de personalidad. Cada persona tiene el derecho de celebrarse a sí misma, no solo después de superar una crisis, sino en cada etapa de su vida. Me encantaría que hicieras este cambio de perspectiva y que logres mantener tu bienestar emocional y físico de manera constante, cultivando una relación más saludable con su propia identidad.
Michel Foucault fue un filósofo, historiador y teórico social conocido por su trabajo en temas como el poder, la disciplina, la sexualidad y la construcción de la identidad. Foucault habla sobre el «cuidado de sí» como una práctica que implica reflexionar sobre cómo vivimos y nos cuidamos. Desde esta óptica, la transformación personal, como cortarse el cabello, puede verse como una forma de ejercicio de libertad y autoafirmación, pero la cuestión que plantea Foucault es cómo las normas sociales influyen en nuestras decisiones sobre el cuidado personal y la identidad. Entonces la pregunta persiste: ¿qué culpa tiene el cabello? Quizás, en realidad, no tiene ninguna; la culpa recae en las expectativas sociales que nos dicen cuándo y cómo debemos cuidarnos. No esperemos la época de cerrar ciclos para atender nuestra cabellera, cuerpo, estilo de vida etc.
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