Es enorme alegría cuando un empresario reinvierte sus recursos y así crear más fuentes de trabajo en nuestro país. Felicitamos y admiramos a quienes hacen de Honduras un lugar mejor. Esa es la pujanza de la empresa privada y para ello siempre debe haber condiciones y no lo azaroso de la actualidad, donde el principal recurso los -empleados- de una empresa pueda tener la seguridad de llegar a su centro de trabajo y regresar a sus casas sin mayor problema, con un sistema de transporte cómodo, efectivo, accesible y de primer nivel, con seguridad ciudadana, con las cámaras del 911 funcionando como se debe. La tónica ha sido negocios para el consumo, incluso los obvios servicios, los intangibles, y otros que no demandan una mega estructura productiva ni grandes extensiones de terreno o en el plano físico. Lo que hay, en su mayoría, es para consumir, pero uno se pude decir que al final todos somos consumidores y es muy cierto, pero también se debe estimular la producción, o colocar valor agregado a las exportaciones, sabiendo que somos un país en graves problemas para levantar los niveles en la agricultura por muchos factores.
Nos alarma en demasía cuando, de nuevo, otra empresa levanta sus tiendas y deberá cerrar causando el desempleo para cuatro mil hondureños más en días ya proyectados. Los factores son muchos, pero quizá uno de los que más pesa es el de la depresión en los mercados compradores, sumado a ello la situación política y económica de Honduras que aún se debate en temas que deberían ser de un pasado ya muy lejano. En el contexto de una ralentización global, y la búsqueda de una solución balanceada al crecimiento económico cada quien puede tener su punto de vista en sus aportes. Todos los países aspiran a tener un crecimiento económico alto y sostenido, pues así es mucho más factible la reducción de la pobreza y la expansión de oportunidades para todos los ciudadanos y esa es la idea, pero, mientras como pueblo sigamos envilecidos por los vicios, la indiferencia, la energía mal canalizada, y el Estado igual de indiferente, da como resultado una ecuación mortal para cualquier sociedad.
Debemos entender que no hay receta mágica ni nadie es lo suficientemente ducho para encontrarla, pero sí se pueden configurar, en primer lugar, las condiciones para que las inversiones sean rentables, eso se llama competitividad a grandes rasgos además de garantizar la paz social y seguridad ciudadana, eso en el caso nuestro. Se debe ser lo suficientemente listos, visionarios, para abrir nuevos mercados y no seguir con los mismos, pero para eso se debe tener una oferta interesante y sostenida, las oportunidades están allí, mientras los que se dedican a mal gobernar les gusta saludar con sombrero ajeno, como el caso de la actual iniciativa del presidente de Estados Unidos al otorgar recursos para la generación de energía solar y que ya salieron algunos plañideros a decir que fue por su gestión y así no se puede.
Configurar a Honduras para la producción se puede hacer, pero con inteligencia.