Así se dice debido al asunto de “la espada de Damocles” y es un dicho popular que debemos a un historiador griego y que hasta hoy se utiliza para referirse a un peligro inminente, aludiendo a una espada que pende sobre nuestra cabeza y que en cualquier momento caerá sobre los hondureños (en el caso que hoy nos ocupa, ya que eso es para cualquiera). Así tenemos ese artilugio encima, y si se revienta y cae será la de no acabar, como una especie de rompimiento del punto de no retorno, como el morir, cuando ya no se pueda hacer nada. En el presente, con personas que realmente les falta bagaje para saber y poder gobernar a un país en crisis permanente, que no solo sigan administrándolas para que el nuevo que llega ya dejen de estar echándole la culpa al anterior denotando no solo incapacidad e ineptitud, sino irresponsabilidad.
Y así estamos ya que no solo es una espada la que pende, son muchas, y una de ellas es la elección de los 15 magistrados a la Corte Suprema de Justicia ya que nuestros gobernantes y funcionarios ambiciosos no cesan de querer meter sus sucias manos allí para después mangonear y “legitimar” cualquier imbecilidad que se les ocurra, pero también llama la atención –haciendo una cabriola con los temas- “se abre la pesa” cuando aparecen pensamientos atrevidos como, por ejemplo, la señora presidente de Zelaya viajó a Estados Unidos a supuestamente firmar un documento que no pasó de ser un memorando y que más bien fue firmado por el señor canciller, siendo así, entonces, ¿qué fue a hacer ella allá?, y la pregunta es válida porque ella y cualquier funcionario electo es empleado de todos, del pueblo, y debemos auscultar, indagar, ¿qué fue a hacer ella allá?
La Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, CICIH, vendrá a hacer lo que se debe, a ayudar a enderezar lo que esta retorcido, a ofrecer resultados para deducir responsabilidades y eso abarca al menos los últimos gobiernos porque es allí donde comenzó a tener el país los espasmos y fiebres, de lo cual no podemos salir por nosotros mismos. El aval lo da la Organización de las Naciones Unidas y se deberá otorgar la credibilidad del caso ya que “no está la marrana para arrimarle más lechones”. Presentimos que no hay excusa para su llegada, la tardanza hace recordar aquello otra frase que reza “justicia tardía no es justicia”. Se percibe lentitud ya que querer es poder, aunque se debe reconocer que no se debe improvisar para cumplir esa promesa electoral, pero ¿año y medio después para hacerla realidad?
Por ello deberá la Junta Nominadora de hacer las cosas y denunciar a todo aquel que la que quiera tilintilear sea a todos o a más de alguno, práctica antigua y perfeccionada en ciertos pasillos y oficinas, según algunos testimonios. Empecemos de una vez a hacer las cosas bien pero no por miedo a la CICIH, sino por convicción propia, ya que quien camina derecho jamás se tropieza.