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viernes, mayo 3, 2024

Participación política y los migrantes Centroamericanos

Los migrantes son aquellos ciudadanos que tuvieron el valor de dejar su patria y se marcharon a otro lugar a buscar mejor fortuna para mejorar sus vidas en todos los aspectos. Los migrantes centroamericanos en el exterior representan un factor determinante para el desarrollo de sus naciones. El progreso económico de muchos países depende en gran medida de las remesas y de la gestión que se hace de la migración. Migrar representa una enorme empresa en la cual se apuesta “todo” por el sueño de “vivir mejor”; dejar la cultura propia para asimilar otra; hacer frente y sobreponerse al racismo, xenofobia, clasismo, discriminación; y luchar contra la falta de arraigo en una nueva tierra.

Después de llegar a destino, los migrantes buscan integrarse en esa nueva sociedad y una vez que esto sucede, reanudan relaciones con su país de origen para tener participación social. El objetivo de cualquier Estado de Derecho es permitir la participación política de aquellos que están lejos, poder ejercer el derecho de elegir y ser electos es un acto de justicia material. La aportación de los migrantes al Producto Interno Bruto de sus naciones, a través de las remesas, es más del 26% en Honduras, 16.1% Nicaragua, 14.6% Guatemala y 24.1% en El Salvador. Con esta información (del Banco Central de las naciones mencionadas), queda patente que estos actores de la realidad social deben estar representados en la sociedad.

A efectos de garantizar esa representación, es vital, en un primer momento, garantizar el voto en el exterior y generar un “sistema fiable de votación” de inicio a fin, que garantice el derecho al sufragio y que cumpla con los siguientes principios: sufragio universal, justicia electoral, participación política, legitimidad del sistema, democracia, transparencia, igualdad y legalidad. Paralelamente, el padrón electoral en el exterior no debe tener ningún tipo de mácula que impida la participación de los electores. El voto debe reflejar la voluntad de la población migrante.

De forma simultánea, y como consecuencia lógica de lo anterior, la conformación de los partidos políticos en el exterior es mandatorio. Atendiendo al lugar de residencia o asentamiento de los electores, hay países y ciudades con una fuerte presencia de centroamericanos que juegan un papel crucial en las sociedades de acogida. Por poner algunos ejemplos: en Estados Unidos viven 2 millones de salvadoreños, 11524,000 guatemaltecos, 11072,200 de nicaragüenses y 11000,000 hondureños, según datos censales. En Europa, los salvadoreños se han asentado en la ciudad de Milán; los hondureños en Barcelona, Gerona y Madrid; los nicaragüenses, en Zaragoza; todos ellos comparten los mismos problemas e intereses como comunidad migrante, por tanto, ellos deben participar activamente en la política nacional.

Un partido político que busque representar de la mejor manera a cualquier colectivo migrante centroamericano tendrá que atender a las necesidades concretas de una población que demanda atención inmediata, tanto en origen como en destino. Es decir, quien pretenda representar los intereses de los migrantes necesitará de una infraestructura seria y sólida a en el país de origen y en el exterior, de otra manera la representación será meramente testimonial, y para ese viaje no se necesitan alforjas.

No cabe duda de que los ciudadanos que viven en el exterior ameritan de una representación política “especial”, por lo que las personas que sean depositarias de la misma deben ser ejemplares, tanto en el lugar de origen como en el país de acogida; los migrantes no merecen estar representados por personas o personajes que no cumplan con las expectativas de la colectividad. Hay que mejorar la situación político social de las comunidades migrantes y sus familiares, se necesitan las mejores capacidades y cualidades para cuidar del interés colectivo.

El partido político que represente a los migrantes debe tener claro que comparte problemas comunes con el resto de centroamericanos en el país que los recibe, en concreto España y Estados Unidos. Es en estos países donde se encuentra la mayor cantidad de migrantes demandantes de representación y asistencia. Las peticiones de estos colectivos tienen que ver, entre otras cosas, con procedimientos de legalización, reagrupación familiar, empleo, integración, reconocimiento de títulos académicos, homologación de licencias de conducir, proyectos de cooperación en sus comunidades, representación y desarrollo empresarial en el país de acogida y en el de origen, y un largo etcétera.

Por otra parte, debe de existir una visión regional a la hora de trabajar con estos colectivos. Los intereses nicas, catrachos, chapines y cuscatlecos, en Europa y Estados Unidos, son los mismos, debe existir solidaridad, unión y cooperación mutua entre los migrantes a la hora de asociarse. Tenemos una región histórico-cultural en común, así como un enorme problema llamado migración.

Centroamérica es un área con graves problemas de migración e inmigración, lugar de partida, destino y tránsito de muchas personas. Es fundamental desarrollar programas conjuntos para frenar la migración que contemplen a las poblaciones establecidas en el exterior como generadores de riqueza; y a las familias, como comunidades beneficiarias y dinamizadoras de la economía local. Ellos son el mejor barómetro para evaluar cualquier programa de cooperación y prevención de la migración forzosa. Es por esto que hay que crear los “espacios y mecanismos políticos” necesarios para que los centroamericanos en el exterior gocen plenamente de sus derechos. Garantizando el derecho al voto y permitiendo la participación política partidaria de los que se fueron, se puede hablar de avances en democracia y en integración regional.

José R. Reyes Ávila
Abogado

 

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