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viernes, abril 19, 2024

No le pegue al panal si quiere conseguir miel

Todos, en algún momento, vamos a necesitar de alguien. ¡Se lo aseguro! Y esta fue una enseñanza inolvidable que uno de mis mentores me dio. Uno nunca sabe en qué circunstancia o en qué momento, vamos a necesitar de la persona menos imaginada.

Es por tal razón que me indicó que es mejor ser cortés, respetuoso y sonriente con las personas. Y me obsequió un libro de donde sale esta frase. “Cómo hacer amigos e influir sobre las personas”, de Dale Carnegie. Libro publicado en 1936.

Vaya que la cortesía y los modales eran de otra manera en ese entonces. Quizás no existía toda la queja y reclamos que vemos hoy en las redes sociales. Si no que partía de esa premisa. ¡Usted no sabe quién puede ser de ayuda en su futuro!

Y es que, muchas veces, olvidamos el enorme poder que tiene la influencia. El hecho que nuestra opinión sea importante para otros, sin imponer, sin forzar.

Lo primero que recomiendo es el lenguaje universal de la “bienvenida” y esto es una sonrisa. La sonrisa, sin decir una sola palabra tiene muchos mensajes: te acepto, me caes bien, estoy dispuesto. Procure, siempre que desee acercarse a alguien, intentar poner esos ojos chinitos y esbozar una sonrisa.

Importante, también, es renunciar al pensamiento de que la gente o la vida nos debe algo. Si nuestra postura es andar a la defensiva y creer que algo nos van a robar si nos acercamos, difícilmente podrá influenciar a otros. Ya que muchas veces eso ni siquiera nos permite escuchar lo que nos dicen, sino que pensamos más en que les vamos a responder, para no dejarnos.

Hoy día, casi se nos ha hecho tema de conversación la queja. ¡Compruébelo! Donde usted vaya la plática es ¡qué caro está todo!, ¿verdad? O bien, ¡cómo quitan la luz! La cosa está difícil, ¿verdad usted? Todo esto para dar pie a un desahogo mutuo que nunca llevará a algo positivo.

Estamos tan escasos de las pláticas alegres, o de las sonrisas, que la gente tiende a confundir que uno “pretende algo” o bien, está coqueteando al mostrar un interés por las personas. ¡Y pueda que sí, se pretenda algo! Y es tener una buena conversación.

Si mi pensamiento es, que tarde o temprano, necesitaré de alguien, eso nos cambia la forma de ver a la gente. Las tratamos con más consideración. Somos respetuosos. Y déjeme decirle que nada me ha abierto más puertas en la vida, que el hecho de conocer gente y entablar buenas conversaciones con ellos.

¿Cómo pide usted las cosas?, ¿con reclamos?, ¿manipula? He aprendido la gran diferencia entre influenciar y manipular. La influencia lleva a la convicción, la manipulación tiene motivos erróneos por lo que tarde o temprano, se rompen. ¿Quiero eso yo? Hablo de relaciones a largo o a corto plazo.

Si quiero miel, si quiero que alguien me ayude o me apoye, ¡debo cuidar el panal para que me siga dando más miel! Y debo tener gratitud, valorarlo. Eso crea lazos fuertes y convicciones reales.

Estoy seguro que usted mismo tiene mucho que dar a otras personas y tarde o temprano necesitarán de usted. Así que ¡valórese también! Y aprendamos que vivimos en un mundo donde necesitamos colaborar, no aislar.

Por eso, en política, aman tanto polarizar. Dividir. Saben que solo necesitan la mitad. El problema es que más temprano que tarde, ocupará algo de la otra mitad que no se toma en cuenta.

Manejarse con cortesía. ¡Esa es la gran idea! Abrácela y disfrute de la buena miel.

 

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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